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Bruselas

Fascinada por el Art nouveau y por la obra de arquitectos como Victor Horta, no dudé en venirme para Bruselas una vez que se terminó mi estadía en París y debo decir que me sorprendí.
Ya me habían dicho que Bruselas había sido muy destruida y que sólo le quedaba un centro histórico bastante chico pero nunca imaginé que la ciudad me haría acordar más a Estados Unidos que a Europa. Parece Washington. En serio! Fuera del casco histórico tiene calles anchas con edificios modernos y anodinos, todo vidrio, grandes parques y hasta los barrios me recordaron a ciertas zonas de Washington o Boston con sus casas de ladrillo. Además acá hablan flamenco, los belgas, y turco (o algo así) todos los demás, porque está lleno de turcos.

Esta situación me chocó y el primer día estuve totalmente perdida. Llegué al mediodía y me fui caminando hasta el hostel (paso por alto que en información me mandaron a una dirección errónea) pasando por sectores decididamente nuevos y barrios residenciales muy poco art nouveau. Después de instalarme en el hostel Jacques Brel (muy bueno) salí corriendo para visitar la Maison Cauchie que sólo abre el primer fin de semana de cada mes. Llegué de casualidad y porque mi instinto de arquitecta me permite orientarme más o menos bien. Me fui en metro y como nunca encontré donde sacar el ticket y como las puertas estaban abiertas, viajé gratis. Para colmo el metro que yo tenía que tomar va en círculos así que casi lo tomo en dirección contraria.
Bueno, finalmente llegué y valió la pena la excursión porque la casa es una maravilla. Fue diseñada íntegramente por Paul Cauchie y su esposa y lo más destacado son los esgrafitos que hay en la fachada y en el interior. Una belleza.


Cuando salí ya era de noche, acá anochece tipo 5.30, pero decidí volver caminando para conocer la ciudad. Tomé por el Cinquanteneire que es un gran parque con un edificio monumental que tiene un museo y un lugar de exposiciones creo. Está sobre una de las colinas que hay en la ciudad y debe ser lindo pero estaba un poco oscuro.
Después tomé por una calle, vaya uno a saber cuál, y terminé en un conjunto de oficinas súper moderno que creo tiene algo que ver con el parlamento europeo.


Pero yo realmente quería llegar al "centrum" y cuando lo logré me sentí de nuevo en Europa. La Grand Place es muy linda y el Hotel de Ville está todo adornado con luces y por las noches hay un espectáculo de luces y sonido muy entretenido. En los alrededores la zona tiene el clima del barrio latino de París con restoranes de comídas típicas, venta de souvenirs y chocolaterías, porque Bruselas desborda de chocolate. También hay mercaditos de navidad donde venden "artesanías" y comida rica. Anduve por ahí dando vueltas un rato largo pero se largó a llover así que me volví al hotel.


Al día siguiente ya estaba un poco más organizada y después de cambiar de hostel, al 2go4 también muy bueno, me dediqué a cumplir con mi lista de visitas art nouveau. Primero el Centro Belga de la "Bande Desinée", un edificio diseñado por Horta para una tienda que es una belleza. Por supuesto la exposición de historietas no me interesó nada, pero es simpática.




Después el Museo de instrumentos musicales. Obviamente fui porque también es un edificio art nouveau proyectado por Barnabé Guimard para la tienda Old England. Otra maravilla, de hierro y vidrio (o fer et verre como se dice en francés). Y el museo está bueno! Al ingresar dan unos auriculares y cada vez que uno se acerca a un instrumento escucha su música. Es súper entretenido y didáctico.


De ahí me fui al Museo Horta que funciona en la que fuera su casa. Para llegar me tomé un tram (tranvía) pero lo gracioso es que acá en turismo te dejan un poco librado a tu suerte, me dijeron en que estación bajar y chau, después andá a encontrar la calle exacta en esta ciudad donde todas las calles antiguas se cruzan y la numeración es imposible y además los nombres están en "belgicano" como diría mi amiga Cristina.
Llegué y me maravillé una vez más. La casa es tan hermosa! Gira en torno a una escalera de mármol y madera con una bellísima baranda de hierro que remata en una lucarna espectaculas. Horta lo diseñó todo: la casa, el mobiliario, la ornamentación, los artefactos de iluminación, los solados. Quiero vivir ahí.

Cuando salí recorrí un poco el barrio, bajo la lluvia, donde hay otros ejemplos art nouveau de Horta y otros arquitectos y hay algunas joyas.
Después me fui a la otra punta para visitar otra casa de Horta, la Maison Autrique, que es mucho menos art nouveau porque es su primer edificio importante. Igual es muy linda.



Pero también Horta diseñó el Museo de Bellas Artes, acá lo llaman BOZAR, que es más neoclásico.

Una nueva vuelta por el centro para ver las luces de navidad y al hostel porque estaba muy cansada.
Ah... acá está lleno de españoles, me parece que aprovecharon el puente del día de la Virgen. Son cientos.

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