Chicago fue la primera etapa de un viaje por Estados Unidos en el que además visité San Francisco, Los Angeles, Gran Cañón, Monument Valley, Antelope Canyon, Bryce Canyon y Las Vegas. La temática principal era el oeste pero como tuve unos días de desfase con mis compañeras de viaje aproveché para conocer "la ciudad de los vientos".
Releyendo esta entrada antes de publicarla noté que por mi relato pareciera que me pasé tres días caminando entre edificios y corriendo de acá para allá para ver todo lo posible en poco tiempo. De alguna manera fue así, estaba sola, tenía muy pocos días para conocer una ciudad muy grande y, si bien me encanta hacer viajes más relajados, también disfruto de esas maratones arquitectónicas que hago cada tanto. Me fascinan las grandes ciudades y la paso muy bien recorriéndolas aún estando sola porque, así como no me iría sola a una playa, a las grandes ciudades sí me animo a ir sola, no tengo miedo de aburrirme, la ciudad me acompaña. Entonces sí, me pasé tres días caminando entre edificios, sacando todas las fotos que quería sin temor de retrasar a nadie, combinando subtes, trenes y buses sólo para ir a ver un edificio que quería conocer desde la facultad, levantandome temprano, pateando todo el día y acostándome rendida (también temprano) para exprimir al máximo mi estadía. Y aún así siento que me perdí la mitad, prometo volver.
Ahora sí, Chicago.
Mis ganas de conocer Chicago se debían a varias motivos como mi gusto por las grandes ciudades pero también, en gran medida, a mi condición de arquitecta. Porque Chicago es una ciudad para arquitectos. Luego del gran incendio de 1871 que la dejó prácticamente destruida se refundó a si misma y la arquitectura fue gran protagonista de ese resurgimiento. Cuna de grandes como Louis Sullivan, uno de los creadores de la escuela de Chicago, y Frank Lloyd Wright, uno de los arquitectos más influyentes del mundo, también acogió a otros maestros como Mies van der Rohe, cuando éste abandonó Europa en el inicio de la Segunda Guerra Mundial, y hoy tiene grandes obras de todas las épocas.
Chicago también es la de los gangsters hollywoodenses, la de la ley seca, la del musical pero esa faceta no es muy visible. Un amigo me preguntó si había ido al museo de la mafia y yo respondí que ni se me había ocurrido y saben qué, cuando volví lo busqué y no hay uno, eso no se menciona en la información turística. ¿Preferirán olvidar esa parte de su pasado? No sé, la próxima vez que vaya averiguo.
Aún con tanta información confieso que sabía muy poco de la ciudad realmente y mientras planeaba el viaje viendo fotos o utilizando herramientas como Google earth me costaba entender su estructura. Verla desde el aire me ayudó.
Chicago es una gran ciudad pero los edificios más importantes se concentran en unas pocas manzanas en la zona conocida como "The loop" y a su alrededor, pero en seguida la altura y la densidad bajan drásticamente y la ciudad se extiende en barrios residenciales y productivos casi hasta el infinito. Lo otro que llama la atención desde el aire es la inmensidad del lago Michigan, parece el mar y ni siquiera desde el avión se llega a ver la otra orilla.
Pero antes de seguir voy a lo práctico.
Llegué al aeropuerto O'Hare como a las 10 de la mañana luego de un laaaaaaargo viaje de más de 24 horas con escalas en Santiago de Chile (6 horas) y Miami (2 horas). No me quejo, viajé con millas. En el aeropuerto tomé la Blue line del subterráneo para ir hasta el hostel que había reservado. Bajé en la estación Lasalle (allá se pronuncia Lasai) y caminé tres cuadras por East Congress Parkway hasta el HI Chicago Hostel, ubicado dentro del Loop. Dejé la valija en la habitación, hice algunas consultas en el puesto de información turística que hay dentro del hostel y, plano en mano, salí a caminar.
En los tres días que siguieron visité principalmente la zona del Loop (significa vuelta o círculo) y la zona norte, llamada Milla Magnífica, además de Oak Park y Hyde Park donde está las obras de Wright.
Obviamente tres días son poco para un lugar como este pero alcanzan para tener una idea de cómo es la ciudad y elegir que ver en la próxima visita, siempre hay que tener una excusa para volver.
El primer día fui a la zona bancaria. Calles angostas y edificios altísimos que apenas dejan ver un poco de cielo y de sol. Era sábado y no había actividad, apenas algunos turistas paseando por ahí, pero a mi me gustan esos momentos porque me permiten dedicar todo el tiempo que quiero a observar los detalles de las fachadas que, en el caso de Chicago, son sobrias y elegantes.
Fui hasta el Chicago Federal Center, un sobrio conjunto de edificios con fachadas de vidrio oscuro creado por Mies van der Rohe alrededor de una plaza embellecida por una obra de Calder. También visité el Rookery, un edificio intervenido por Wright que tiene un hall magnífico; y la Chase Tower en cuya base hay un precioso mural de Marc Chagal.
Con el cuello medio dolorido por tanto mirar hacia arriba y ansiando un poco de sol, fui hacia la South State St. y me encontré con una verdadera joya, el edificio Carter, Pirie, Scott, construido por Louis Sullivan en 1899 para una tienda, que hoy aloja el supermercado Target. La ochava y la marquesina de hierro fundido deben ser de las piezas más maravillosas de la arquitectura, el metal está trabajado como si fuera el encaje más delicado.
En esta primera recorrida lo que más me llamó la atención fue que si uno mira hacia el este percibe que a unos cientos de metros el paisaje se abre para dar paso al lago Michigan y, si uno mira hacia el oeste, a las pocas cuadras la edificación cambia drásticamente, después del río, volviéndose más baja y espaciada. Es como ver la diferencia habitual entre ciudad y suburbio en sólo cinco o seis cuadras.
El otro elemento llamativo y característico es el L, el tren elevado, que se adentra en la zona dando una vuelta, de ahí viene el nombre Loop. Uno pensaría que un tren elevado a la altura de un segundo o tercer piso es poco conveniente para el centro de una ciudad pero está tan bien construido (la estructura es bellísima) y las calles por las que circula están tan bien arregladas que realmente no es (o no parece ser) una molestia. Al menos a nivel peatonal y en ese área, yo no sé si caminaría debajo de las vías tan tranquila en otros barrios.
Hice un alto para comer (un sandwich y una sopa en un lugar italiano) y tomé la Michigan Ave. para cruzar el río Michigan por el puente Du Sable. Una vista clásica de la ciudad.
Del otro lado del río está la Milla Magnífica, una zona comercial muy elegante con las mejores tiendas y más edificios cada vez más altos.
Aguanté hasta la nochecita pero el cuerpo ya no me respondía así que volví al hostel, me di una necesaria ducha y comí unas Pringles y una sopa de tomate Campbells compradas en la Farmacia CVS de la esquina (a mi me encantan las sopas y me encanta que las sirvan en todos lados, cosa que en Buenos Aires no sucede, así que aprovecho cada oportunidad) . A las 10 de la noche estaba dormida.
Empecé mi segundo día en Chicago a las 8 de la mañana, todavía un poco cansada y con el pelo fatal, y después de un buen desayuno fui a tomar el tour en barco de la Fundación de Arquitectura de Chicago. Hacía mucho frío como para estar en cubierta pero valió la pena. El tour es genial, imperdible diría, no sólo porque recorrer ciudades desde el agua siempre es atractivo, sino porque se aprende muchísimo.
Por ejemplo, que la ciudad después del gran incendio encaró una reconstrucción total que transformaría su imagen para dejar de ser una ciudad "negra", por el humo de las fábricas, a convertirse en "la ciudad blanca", por el color del mármol de las nuevas edificaciones. Tan decididos estaban que organizaron una exposición internacional para darse a conocer en el mundo (ocasión que aprovecharon para construir muchos de los edificios que disfrutamos hoy en día) y hasta cambiaron el sentido de la corriente del río Michigan que atraviesa la ciudad y une el lago con el río Mississippi.
Durante el paseo se ven algunos de los edificios más importantes de todas las épocas, estilos y funciones: desde finales del XIX a principios del XXI; inmuebles industriales, comerciales y residenciales; academicismo, posmodernismo y hasta una especie de futurismo; piedra, mármol, hierro, hormigón y vidrio; una especie de cronología de la arquitectura contemporánea desde la post-revolución industrial hasta la actualidad (casi el mañana) en sólo dos horas.
Una anécdota: Louis Sullivan, que de arquitectura sabía un poco, predijo que el estilo neoclásico elegido para la reconstrucción de la ciudad causaría un gran daño porque su impronta prevalecería por mucho tiempo. Y así fue, muchos de los edificios de estilos europeos que vemos en Chicago son de bien entrado el siglo XX. Sullivan tuvo poco trabajo después de su manifestación y su gran discípulo, Wright, debió mudarse a la "pradera" para dar vida a ese estilo tan particular que lo distinguiría para siempre.
Salí del barco fascinada y congelada por eso mi primera parada fue para tomar una exquisita sopa de papa asada (tercera sopa en menos de 24 horas) y algo más reconfortada volví a la zona bancaria para subir a la torre Willis (ex Sears) que en su momento fue la más grande del mundo y hoy es la cuarta o quinta, aunque baja un puesto cada vez que construyen un nuevo edificio en Dubai.
Esta visita es obligatoria por varias razones: porque las vistas son espectaculares, porque desde arriba se puede comprender mejor la ciudad, porque ni aún desde tan arriba se llega a ver la otra orilla del Michigan y porque hay unas salientes de vidrio (paredes, techo y piso) que nos hacen sentir como flotando cuando entramos en ellas. Geniales pero no aptos para los que tienen vértigo.
Por la tarde fui a Oak Park, un elegante y hermoso suburbio en el que Wright encontró la inspiración (y la clientela) para desarrollar sus obras y terminar de forjar su estilo, pero dejo esto para otra entrada porque sería demasiado.
Terminé el día en el Navy Pier, una especie de parque de diversiones sobre el lago que no vale gran cosa, compré pollo frito (otra cosa que me encanta) que comí en el hostel y nuevamente estaba en cama a las 10 de la noche, rendida.
Al día siguiente tomé el tren desde la estación Van Buren hasta la estación 55-56-57 (el número de las calles) y dediqué la mañana a ver otra obra de Wrigth, esta vez en Hyde Park, otro suburbio increíble donde se encuentra la Universidad de Chicago.
No voy a referirme ahora a la Casa Robie, pero sí les cuento que como la casa se visita sólo con guía y en grupos reducidos, tuve que esperar como una hora para poder entrar, por lo que fui a dar una vuelta por los alrededores. Primero me divertí con un guardia que bailaba mientras dirigía el tránsito (negro, obvio) y después me dirigí a una iglesia que había enfrente, la Washington Chappel. Cuando salí, en el atrio de la iglesia se estaban reuniendo varios grupos de personas para hacer recorridos. Resultó que ese día se realizaba el "Open House Day", o día de puertas abiertas, de la Universidad y se podía recorrer el campus y entrar a algunos edificios. La actividad era para potenciales alumnos y sus padres pero nadie me preguntó nada así que me colé en un grupo guiado por un típico nerd digno de "The big bang theory": flaquito, medio pelirrojo, con acné, estudiante de ciencias, no le faltaba nada. Me parecio una gran oportunidad poder conocer una universidad norteamericana por dentro. Mientras recorríamos el campus (tan distinto a las universidades de Argentina) el chico iba relatando las actividades, hablando de las hermandades y los clubes o comentando como era vivir en los dormis. Estaba super orgulloso de su universidad y más allá de la anécdota la verdad es que las instalaciones son muy impresionantes.
Antes de volver al centro visité la Escuela de Negocios de la Universidad que está justo frente a la casa Robie. Es una obra del uruguayo Rafael Viñoly que evidentemente admiraba mucho a FLW porque su edificio copia la forma apaisada de la casa y además generó un atrio que permite apreciarla plenamente. En el interior hay un hermoso jardín de invierno de cuatro niveles de altura con columnas de metal y cubierta de vidrio.
Tomé un bus (Bus 6 en Stoneywall) hasta el Museum Campus y al bajar en Grant Park me encontré con un inmenso parque y una obra espectacular: Agora, de la artista polaca Magdalena Abakanowicz, compuesta por cien figuras humanas de hierro de casi tres metros de altura. Impresionante.
El campus, que está sobre el lago, es inmenso y aloja el Museo Field de Historia Natural, el Acuario Shedd y el Planetario Adler, además por ahí está el estadio Soldier Field. Yo tenia la Go Chicago Card que me permitía acceder a los tres museos pero no tenía eran ni ganas ni tiempo para hacerlo, opté por el acuario porque me pareció diferente y porque el planetario quedaba lejos. Esas cosas no son lo mío y además estaba lleno de chicos porque era feriado pero igual estuvo bien. Por ejemplo aprendí que entre los caballitos de mar se embarazan los machos y es muy cómico ver esos bichitos tan diminutos con panza. También vi medusas fluorescentes, esas me gustaron.
En menos tiempo del que pensaba estaba frente a la fuente Buckingham. Hacia el oeste se levantaba la ciudad con su maraña de edificios, hacia el este una gran y vacía explanada conducia al lago. Según mi percepción esta dualidad está muy presente en la ciudad.
Luego fui al Instituto de Arte de Chicago, el museo más importante de la ciudad que alberga una gran colección de arte antiguo y contemporáneo. Lo que más me gustó fue la sección de artistas americanos (O'Keefe, Pollok, Warhol) y la de artes decorativas con varias piezas de Wrigth y Sullivan.
Aprovechando que todavía era temprano fui hasta el Hanckok Center, que actualmente es la torre más alta de Chicago. No me canso de ver las ciudades desde arriba y como este mirador está en otra ubicación se puede ver la zona norte llamada North Coast y la playa. Además hay un café muy lindo ideal para pasar un rato contemplando el maravilloso paisaje.
Al día siguiente pasé mis últimas horas en Chicago visitando el Millenium Park otra vez, pero ahora recorriéndolo bien. Además de la fuente Crown allí está el pabellón Prizker, un anfiteatro con cubierta de Frank Ghery, y la famosa escultura The Cloud, una especie de poroto gigante espejado. Impactante.
Los espacios verdes y el arte público son muy importantes en esta ciudad, los parques son realmente espectaculares, enormes, prolijos, variados, y en la calle uno se topa con obras de Calder, Miró o Picasso. Además las avenidas y las plazas secas en la base de las torres tienen grandes canteros verdes, algunos con luces y hasta con música. Eso evidentemente hace que no agobie tanto cemento. No pierdan la oportunidad de recorrer con tiempo el Millenium Park o de dar un paseo por la costa.
Me fui feliz de haber conocido una ciudad hermosa, empachada de arquitectura, lamentando no haber podido recorrerla más a fondo y con muchas ganas de volver para explorarla un poco más.
+ info
Transporte
Chicago tiene dos aeropuertos, yo llegué a O'Hare que es internacional. Desde ahí se puede tomar el subterráneo, línea azul, para ir hasta el centro o combinar con otras líneas. El viaje demora sólo 45 minutos.
Dentro de la ciudad hay varios medios de transporte: subterráneo, L, buses, trenes y hasta taxis acuáticos.
Un viaje cuesta U$ 2,25 en subte, U$ 2 en bus y U$ 3 en tren. En general no hay boleterías sino máquinas que en lugar de 1 ticket expenden la tarjeta CTA para recargar con efectivo o tarjeta, sin costo adicional.
Hay pases de 1, 3, 5 o 7 días, el de 1 día cuesta U$ 5,75, no sirven para el tren. Estos pases se compran en supermercados o farmacias.
El sistema es eficiente, rápido, limpio, seguro. Ni pensar en tomar un taxi.
Chicago Transit Authority
Alojamiento
Yo suelo alojarme en hostels, sobre todo cuando viajo sola, pero en Chicago no hay muchos, encontré sólo cuatro, todos con precios similares, alrededor de U$ 45 por persona por noche con desayuno. Me decidí por el Hi Chicago Hostel de Hostelling International principalmente porque estaba en el Loop y también porque, según mi experiencia, los hostels de esa cadena suelen ser muy buenos.
Me encantó. Es un edificio amplio, de cierta antigüedad pero totalmente modernizado, en la planta baja tiene una recepción confortable, en el primer piso salones, sala de internet, algunos juegos y el comedor y la cocina, en los demás pisos están las habitaciones que en general son amplias al igual que los baños. Yo había reservado en una habitación de 10 camas porque era lo único que quedaba, me tocó una de 12 pero era tan grande que ni lo sentí y nunca tuve que esperar para entrar al baño o a las duchas. El desayuno era básico pero completo y se podía disponer de la cocina a cualquier hora. Tienen un sistema de tarjetas para el ingreso al hostel y a los distintos pisos que da mucha seguridad, el personal era preparado y servicial y tienen un puesto de información turística.
Atracciones
Las básicas para mi: Art Institute of Chicago, Torre Willis, John Hancock Center, Casa y estudio de Frank Lloyd Wright, Casa Robie, paseo en barco de la Fundación de Arquitectura de Chicago u otros. Además están el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Historia Natural, el Acuario Shedd, el Planetario Adler y muchas más.
Las entradas cuestas entre U$ 15 y 25 más o menos. Existen dos tarjetas: la Go Chicago Card y la Citypass. Yo saqué la primera pero no porque me encanten estos sistemas (terminan condicionando mucho) sino porque estaban por implementar el impuesto del 15% a los consumos con tarjeta de crédito fuera de Argentina y quise ahorrarme eso. En definitiva pagué un poco menos que si hubiera sacado las entradas por separado porque no visité todas las atracciones posibles y el paseo en barco de la CAF, que cuesta U$ 35, no estaba incluído. Antes de sacar alguna de estas tarjetas hay que pensar qué se quiere visitar.
Comida
No pude conocer ninguno de los lugares típicos (Gino's Pizza, Buddy Legend, The Cheesecake Factory, etc.) porque estaban llenos de gente pero hay montones de opciones. En mi presupuesto entran las cadenas tipo fast-food o los cafes pero traté de evitar Mc Donald's y probé otras como The Bakery Corner donde servían unas sopas espectaculares, todos los días una distinta, además de sandwiches, ensaladas y pastas por ejemplo. Almorcé un día en el Caffe Baci, un lugar italiano muy lindo frente al Millenium Park, y también comí pollo frito que me encanta.
Como a la noche estaba muy cansada en general me compraba algo en un supermercado (Target) o una farmacia que son salvadoras (Wallgreens, CVS, 7 Eleven) y cenaba en el hostel. Tienen de todo desde productos frescos como fruta y verdura a comidas preparadas y congelados.
Compras
Desde hace años en Argentina aquellos a los que nos gusta comprar estamos un poco complicados porque casi no tenemos marcas internacionales y ahora llegan muy pocos productos importados, entonces un viaje a USA es un peligro para las tarjetas. Ni hace falta que enumere las tiendas, no? Sin descuentos no es tan barato pero tienen descuentos todo el tiempo y en las afueras de las ciudades hay unos outlets buenísimos sólo que hace falta tiempor para ir y yo personalmente no resignaba ni medio día de Chicago para ir de compras.
Además de muchos negocios hay muchísima variedad en todo, entrar a un super para comprar una gaseosa puede llevarnos una hora por la cantidad que hay para elegir.
En cuanto a productos artesanales no hay, o no los encontré y las cosas de los museos, que generalmente me encantan, no eran nada del otro mundo.
Releyendo esta entrada antes de publicarla noté que por mi relato pareciera que me pasé tres días caminando entre edificios y corriendo de acá para allá para ver todo lo posible en poco tiempo. De alguna manera fue así, estaba sola, tenía muy pocos días para conocer una ciudad muy grande y, si bien me encanta hacer viajes más relajados, también disfruto de esas maratones arquitectónicas que hago cada tanto. Me fascinan las grandes ciudades y la paso muy bien recorriéndolas aún estando sola porque, así como no me iría sola a una playa, a las grandes ciudades sí me animo a ir sola, no tengo miedo de aburrirme, la ciudad me acompaña. Entonces sí, me pasé tres días caminando entre edificios, sacando todas las fotos que quería sin temor de retrasar a nadie, combinando subtes, trenes y buses sólo para ir a ver un edificio que quería conocer desde la facultad, levantandome temprano, pateando todo el día y acostándome rendida (también temprano) para exprimir al máximo mi estadía. Y aún así siento que me perdí la mitad, prometo volver.
Ahora sí, Chicago.
Mis ganas de conocer Chicago se debían a varias motivos como mi gusto por las grandes ciudades pero también, en gran medida, a mi condición de arquitecta. Porque Chicago es una ciudad para arquitectos. Luego del gran incendio de 1871 que la dejó prácticamente destruida se refundó a si misma y la arquitectura fue gran protagonista de ese resurgimiento. Cuna de grandes como Louis Sullivan, uno de los creadores de la escuela de Chicago, y Frank Lloyd Wright, uno de los arquitectos más influyentes del mundo, también acogió a otros maestros como Mies van der Rohe, cuando éste abandonó Europa en el inicio de la Segunda Guerra Mundial, y hoy tiene grandes obras de todas las épocas.
Chicago también es la de los gangsters hollywoodenses, la de la ley seca, la del musical pero esa faceta no es muy visible. Un amigo me preguntó si había ido al museo de la mafia y yo respondí que ni se me había ocurrido y saben qué, cuando volví lo busqué y no hay uno, eso no se menciona en la información turística. ¿Preferirán olvidar esa parte de su pasado? No sé, la próxima vez que vaya averiguo.
Aún con tanta información confieso que sabía muy poco de la ciudad realmente y mientras planeaba el viaje viendo fotos o utilizando herramientas como Google earth me costaba entender su estructura. Verla desde el aire me ayudó.
Chicago es una gran ciudad pero los edificios más importantes se concentran en unas pocas manzanas en la zona conocida como "The loop" y a su alrededor, pero en seguida la altura y la densidad bajan drásticamente y la ciudad se extiende en barrios residenciales y productivos casi hasta el infinito. Lo otro que llama la atención desde el aire es la inmensidad del lago Michigan, parece el mar y ni siquiera desde el avión se llega a ver la otra orilla.
Pero antes de seguir voy a lo práctico.
Llegué al aeropuerto O'Hare como a las 10 de la mañana luego de un laaaaaaargo viaje de más de 24 horas con escalas en Santiago de Chile (6 horas) y Miami (2 horas). No me quejo, viajé con millas. En el aeropuerto tomé la Blue line del subterráneo para ir hasta el hostel que había reservado. Bajé en la estación Lasalle (allá se pronuncia Lasai) y caminé tres cuadras por East Congress Parkway hasta el HI Chicago Hostel, ubicado dentro del Loop. Dejé la valija en la habitación, hice algunas consultas en el puesto de información turística que hay dentro del hostel y, plano en mano, salí a caminar.
En los tres días que siguieron visité principalmente la zona del Loop (significa vuelta o círculo) y la zona norte, llamada Milla Magnífica, además de Oak Park y Hyde Park donde está las obras de Wright.
Obviamente tres días son poco para un lugar como este pero alcanzan para tener una idea de cómo es la ciudad y elegir que ver en la próxima visita, siempre hay que tener una excusa para volver.
El primer día fui a la zona bancaria. Calles angostas y edificios altísimos que apenas dejan ver un poco de cielo y de sol. Era sábado y no había actividad, apenas algunos turistas paseando por ahí, pero a mi me gustan esos momentos porque me permiten dedicar todo el tiempo que quiero a observar los detalles de las fachadas que, en el caso de Chicago, son sobrias y elegantes.
Fui hasta el Chicago Federal Center, un sobrio conjunto de edificios con fachadas de vidrio oscuro creado por Mies van der Rohe alrededor de una plaza embellecida por una obra de Calder. También visité el Rookery, un edificio intervenido por Wright que tiene un hall magnífico; y la Chase Tower en cuya base hay un precioso mural de Marc Chagal.
Chicago Federal Center |
Chicago Federal Center |
The Rookery |
The Rookery |
Chase Tower |
Mural Marc Chagall |
El otro elemento llamativo y característico es el L, el tren elevado, que se adentra en la zona dando una vuelta, de ahí viene el nombre Loop. Uno pensaría que un tren elevado a la altura de un segundo o tercer piso es poco conveniente para el centro de una ciudad pero está tan bien construido (la estructura es bellísima) y las calles por las que circula están tan bien arregladas que realmente no es (o no parece ser) una molestia. Al menos a nivel peatonal y en ese área, yo no sé si caminaría debajo de las vías tan tranquila en otros barrios.
Hice un alto para comer (un sandwich y una sopa en un lugar italiano) y tomé la Michigan Ave. para cruzar el río Michigan por el puente Du Sable. Una vista clásica de la ciudad.
Del otro lado del río está la Milla Magnífica, una zona comercial muy elegante con las mejores tiendas y más edificios cada vez más altos.
Aguanté hasta la nochecita pero el cuerpo ya no me respondía así que volví al hostel, me di una necesaria ducha y comí unas Pringles y una sopa de tomate Campbells compradas en la Farmacia CVS de la esquina (a mi me encantan las sopas y me encanta que las sirvan en todos lados, cosa que en Buenos Aires no sucede, así que aprovecho cada oportunidad) . A las 10 de la noche estaba dormida.
Empecé mi segundo día en Chicago a las 8 de la mañana, todavía un poco cansada y con el pelo fatal, y después de un buen desayuno fui a tomar el tour en barco de la Fundación de Arquitectura de Chicago. Hacía mucho frío como para estar en cubierta pero valió la pena. El tour es genial, imperdible diría, no sólo porque recorrer ciudades desde el agua siempre es atractivo, sino porque se aprende muchísimo.
Por ejemplo, que la ciudad después del gran incendio encaró una reconstrucción total que transformaría su imagen para dejar de ser una ciudad "negra", por el humo de las fábricas, a convertirse en "la ciudad blanca", por el color del mármol de las nuevas edificaciones. Tan decididos estaban que organizaron una exposición internacional para darse a conocer en el mundo (ocasión que aprovecharon para construir muchos de los edificios que disfrutamos hoy en día) y hasta cambiaron el sentido de la corriente del río Michigan que atraviesa la ciudad y une el lago con el río Mississippi.
Durante el paseo se ven algunos de los edificios más importantes de todas las épocas, estilos y funciones: desde finales del XIX a principios del XXI; inmuebles industriales, comerciales y residenciales; academicismo, posmodernismo y hasta una especie de futurismo; piedra, mármol, hierro, hormigón y vidrio; una especie de cronología de la arquitectura contemporánea desde la post-revolución industrial hasta la actualidad (casi el mañana) en sólo dos horas.
¿Ven en la imagen un edificio que parece chorreado u ondulado? Se llama Acqua, es de la arquitecta Jeanne Gang (Studio Gang) y tiene una de las fachadas más interesantes que vi en mucho tiempo. |
Esta visita es obligatoria por varias razones: porque las vistas son espectaculares, porque desde arriba se puede comprender mejor la ciudad, porque ni aún desde tan arriba se llega a ver la otra orilla del Michigan y porque hay unas salientes de vidrio (paredes, techo y piso) que nos hacen sentir como flotando cuando entramos en ellas. Geniales pero no aptos para los que tienen vértigo.
Por la tarde fui a Oak Park, un elegante y hermoso suburbio en el que Wright encontró la inspiración (y la clientela) para desarrollar sus obras y terminar de forjar su estilo, pero dejo esto para otra entrada porque sería demasiado.
Terminé el día en el Navy Pier, una especie de parque de diversiones sobre el lago que no vale gran cosa, compré pollo frito (otra cosa que me encanta) que comí en el hostel y nuevamente estaba en cama a las 10 de la noche, rendida.
Al día siguiente tomé el tren desde la estación Van Buren hasta la estación 55-56-57 (el número de las calles) y dediqué la mañana a ver otra obra de Wrigth, esta vez en Hyde Park, otro suburbio increíble donde se encuentra la Universidad de Chicago.
No voy a referirme ahora a la Casa Robie, pero sí les cuento que como la casa se visita sólo con guía y en grupos reducidos, tuve que esperar como una hora para poder entrar, por lo que fui a dar una vuelta por los alrededores. Primero me divertí con un guardia que bailaba mientras dirigía el tránsito (negro, obvio) y después me dirigí a una iglesia que había enfrente, la Washington Chappel. Cuando salí, en el atrio de la iglesia se estaban reuniendo varios grupos de personas para hacer recorridos. Resultó que ese día se realizaba el "Open House Day", o día de puertas abiertas, de la Universidad y se podía recorrer el campus y entrar a algunos edificios. La actividad era para potenciales alumnos y sus padres pero nadie me preguntó nada así que me colé en un grupo guiado por un típico nerd digno de "The big bang theory": flaquito, medio pelirrojo, con acné, estudiante de ciencias, no le faltaba nada. Me parecio una gran oportunidad poder conocer una universidad norteamericana por dentro. Mientras recorríamos el campus (tan distinto a las universidades de Argentina) el chico iba relatando las actividades, hablando de las hermandades y los clubes o comentando como era vivir en los dormis. Estaba super orgulloso de su universidad y más allá de la anécdota la verdad es que las instalaciones son muy impresionantes.
El guardia bailarín |
Capilla Washington |
La biblioteca de la universidad |
El campus |
Tomé un bus (Bus 6 en Stoneywall) hasta el Museum Campus y al bajar en Grant Park me encontré con un inmenso parque y una obra espectacular: Agora, de la artista polaca Magdalena Abakanowicz, compuesta por cien figuras humanas de hierro de casi tres metros de altura. Impresionante.
El campus, que está sobre el lago, es inmenso y aloja el Museo Field de Historia Natural, el Acuario Shedd y el Planetario Adler, además por ahí está el estadio Soldier Field. Yo tenia la Go Chicago Card que me permitía acceder a los tres museos pero no tenía eran ni ganas ni tiempo para hacerlo, opté por el acuario porque me pareció diferente y porque el planetario quedaba lejos. Esas cosas no son lo mío y además estaba lleno de chicos porque era feriado pero igual estuvo bien. Por ejemplo aprendí que entre los caballitos de mar se embarazan los machos y es muy cómico ver esos bichitos tan diminutos con panza. También vi medusas fluorescentes, esas me gustaron.
El día era espectacular así que en lugar de tomar otro bus preferí caminar por la ribera, disfruté mucho el paseo.
En menos tiempo del que pensaba estaba frente a la fuente Buckingham. Hacia el oeste se levantaba la ciudad con su maraña de edificios, hacia el este una gran y vacía explanada conducia al lago. Según mi percepción esta dualidad está muy presente en la ciudad.
Georgia O'Keefe |
American Gothic, Grant Wood |
Pollock |
Antes de volver al hostel me tomé una sopa (otra vez sopa!) y fui hasta el Millenium Park para ver de noche la fuente Crown, una instalación compuesta por dos torres con pantallas y un espejo de agua.
Pabellón Pritzker |
The cloud gate |
Fuente Crown |
Picasso y Miró en Daley Plaza |
Me fui feliz de haber conocido una ciudad hermosa, empachada de arquitectura, lamentando no haber podido recorrerla más a fondo y con muchas ganas de volver para explorarla un poco más.
+ info
Transporte
Chicago tiene dos aeropuertos, yo llegué a O'Hare que es internacional. Desde ahí se puede tomar el subterráneo, línea azul, para ir hasta el centro o combinar con otras líneas. El viaje demora sólo 45 minutos.
Dentro de la ciudad hay varios medios de transporte: subterráneo, L, buses, trenes y hasta taxis acuáticos.
Un viaje cuesta U$ 2,25 en subte, U$ 2 en bus y U$ 3 en tren. En general no hay boleterías sino máquinas que en lugar de 1 ticket expenden la tarjeta CTA para recargar con efectivo o tarjeta, sin costo adicional.
Hay pases de 1, 3, 5 o 7 días, el de 1 día cuesta U$ 5,75, no sirven para el tren. Estos pases se compran en supermercados o farmacias.
El sistema es eficiente, rápido, limpio, seguro. Ni pensar en tomar un taxi.
Chicago Transit Authority
Alojamiento
Yo suelo alojarme en hostels, sobre todo cuando viajo sola, pero en Chicago no hay muchos, encontré sólo cuatro, todos con precios similares, alrededor de U$ 45 por persona por noche con desayuno. Me decidí por el Hi Chicago Hostel de Hostelling International principalmente porque estaba en el Loop y también porque, según mi experiencia, los hostels de esa cadena suelen ser muy buenos.
Me encantó. Es un edificio amplio, de cierta antigüedad pero totalmente modernizado, en la planta baja tiene una recepción confortable, en el primer piso salones, sala de internet, algunos juegos y el comedor y la cocina, en los demás pisos están las habitaciones que en general son amplias al igual que los baños. Yo había reservado en una habitación de 10 camas porque era lo único que quedaba, me tocó una de 12 pero era tan grande que ni lo sentí y nunca tuve que esperar para entrar al baño o a las duchas. El desayuno era básico pero completo y se podía disponer de la cocina a cualquier hora. Tienen un sistema de tarjetas para el ingreso al hostel y a los distintos pisos que da mucha seguridad, el personal era preparado y servicial y tienen un puesto de información turística.
Atracciones
Las básicas para mi: Art Institute of Chicago, Torre Willis, John Hancock Center, Casa y estudio de Frank Lloyd Wright, Casa Robie, paseo en barco de la Fundación de Arquitectura de Chicago u otros. Además están el Museo de Arte Contemporáneo, el Museo de Historia Natural, el Acuario Shedd, el Planetario Adler y muchas más.
Las entradas cuestas entre U$ 15 y 25 más o menos. Existen dos tarjetas: la Go Chicago Card y la Citypass. Yo saqué la primera pero no porque me encanten estos sistemas (terminan condicionando mucho) sino porque estaban por implementar el impuesto del 15% a los consumos con tarjeta de crédito fuera de Argentina y quise ahorrarme eso. En definitiva pagué un poco menos que si hubiera sacado las entradas por separado porque no visité todas las atracciones posibles y el paseo en barco de la CAF, que cuesta U$ 35, no estaba incluído. Antes de sacar alguna de estas tarjetas hay que pensar qué se quiere visitar.
Comida
No pude conocer ninguno de los lugares típicos (Gino's Pizza, Buddy Legend, The Cheesecake Factory, etc.) porque estaban llenos de gente pero hay montones de opciones. En mi presupuesto entran las cadenas tipo fast-food o los cafes pero traté de evitar Mc Donald's y probé otras como The Bakery Corner donde servían unas sopas espectaculares, todos los días una distinta, además de sandwiches, ensaladas y pastas por ejemplo. Almorcé un día en el Caffe Baci, un lugar italiano muy lindo frente al Millenium Park, y también comí pollo frito que me encanta.
Como a la noche estaba muy cansada en general me compraba algo en un supermercado (Target) o una farmacia que son salvadoras (Wallgreens, CVS, 7 Eleven) y cenaba en el hostel. Tienen de todo desde productos frescos como fruta y verdura a comidas preparadas y congelados.
Compras
Desde hace años en Argentina aquellos a los que nos gusta comprar estamos un poco complicados porque casi no tenemos marcas internacionales y ahora llegan muy pocos productos importados, entonces un viaje a USA es un peligro para las tarjetas. Ni hace falta que enumere las tiendas, no? Sin descuentos no es tan barato pero tienen descuentos todo el tiempo y en las afueras de las ciudades hay unos outlets buenísimos sólo que hace falta tiempor para ir y yo personalmente no resignaba ni medio día de Chicago para ir de compras.
Además de muchos negocios hay muchísima variedad en todo, entrar a un super para comprar una gaseosa puede llevarnos una hora por la cantidad que hay para elegir.
En cuanto a productos artesanales no hay, o no los encontré y las cosas de los museos, que generalmente me encantan, no eran nada del otro mundo.
Vaya blog!! Super bueno!! Voy en pocos días a Chicago y me llevaré tu relato impreso como guía de viaje!! No te ha faltado nada!!Enhorabuena!!!!
ResponderEliminarMar, me alegro que te haya gustado. Que tengas muy buen viaje!
EliminarHola Diego, me faltó tiempo para caminar más pero siempre pasa en ciudades como esta, y me hubiera gustado ir a la zona que llaman Gold Cost, al norte de la avenida Michigan hacia el lago, porque me dijeron que es muy linda. Más arriba, cerca del Lincoln Zoo, hay una playa que también dicen que es linda. Y después Washington Park y Prairie district.
ResponderEliminarEn fin, hay muchísimo para ver.
Buen viaje!
Me sumo a (primero) felicitarte por el blog, también por como escribís, la verdad me encanto. Te cuento aunque parezca apresurado yo estoy preparando mi viaje a chicago para recién agosto del 2014, ya que debo ahorrar bastante. Voy a chicago porque todos los años se hacen el festival Lollapalooza, donde durante tres días tocan todas las bandas que nos podamos imaginar! (imagínate en esos tres días pueden ser seis o siete años de bandas internacional a Bs As).
ResponderEliminarAsí que por ahora me estoy informando y tu relato me da desde seguridad y muchas ganas!
Preguntas: Por lo que contas viajar es bastante fácil, caminando se puede llegar lejos, que te pareció?
Pasaste por alguno de los estadios que tienen? Como me dijo un amigo si estas en chicago un partido de los chicago bulls tenes que ver si o si!!!
Bueno ahora si
Segui escribiendo!!!!!!!!
Hola Palkro
EliminarQué bueno que te gustó el blog y te resultó útil.
Chicago es una ciudad preciosa, es grande pero se puede recorrer todo el centro y gran parte de la costa caminando y el transporte público es excelente así que se puede llegar fácilmente a todos lados.
Pasé por el Soldiers Field, un estadio de baseball impresionante. Yo también quería ir a ver a los Chicago Bulls pero como estaba sola no lo hice. Será la próxima.
Suerte!
Hola Laura! Me encantó tu blog! Ya tengo mis pasajes para el año entrante a Chicago. Tambien voy a usarte como guía. Te consulto: viajo con mi marido y mi hija, crees que podremos ir hasta nuestro hotel haciendo combinación de Metro con las valijas?
ResponderEliminarMas que nada te consulto por el espacio. En Londres, por ejemplo, pudimos hacer todos los trayectos en Metro, ya que estaban preparados para que asi sea. Te agradezco lo que puedas aportarme, y felicitaciones nuevamente por tu gran cobertura!
Saludos.
Liliana
Hola Liliana,
Eliminarse puede viajar en metro perfectamente, los coches son espaciosos y el metro sale del mismo aeropuerto.
Que disfruten el viaje
Saludos, Laura
Felicitaciones por el trip log sobre Chicago, realmente muy bueno.
ResponderEliminarYo iré 3 días en septiembre, así que espero conocer todo lo posible.
Una pregunta, ¿cuánto cuesta la tarjeta que compraste?
Saludos
Hola Adolfo,
EliminarEl precio de la tarjeta depende de los días de duración. Yo la saqué por 2 días y me costó U$S 100. Para saber si te conviene tendrías que ver qué lugares querés visitar. Creo que conviene si visitás por lo menos 4 atracciones cada día
http://www.smartdestinations.com/pass.ep?filters=_d_Chi_Prod_Go
jajaja de la Torre tambien lo leiste.. Muchas felicidades laura bastante interesante, me has motivado a escribir algunas experiencias de visitas que pueden servir a otros viajeros. Saludos
ResponderEliminarMuy interesante tu experiencia en esta city!!
ResponderEliminarGracias!
EliminarHola Laura,
ResponderEliminarMuy interesante tu experiencia. Estuve en Chicago en marzo del año pasado, pero como fui por trabajo, solo estuve tres días y no pude recorrer mucho (mas que subir al Sky Deck y caminar un poco por la ciudad). Estoy planeando volver ya que quede fascinado. Si tenes algo adicional, te paso mi mail para que me lo compartas: claudio.francinetti@gmail.com
Saludos,
Claudio
Hola Claudio, todavía no volví a Chicago así que por ahora no tengo nada que aportar pero tal vez vaya este año y mi intención es alojarme cerca de la Magnificent Mile porque quiero conocer esa zona y también ir a las playas, si hace buen tipo, que hay cerca de la torre Hanckok. Quedamos en contacto.
EliminarHola Laura, muy buena esta nota de tu viaje a Chicago. Voy a viajar en Noviembre y ya estoy armando el check list para no olvidarme de nada.
ResponderEliminarGracias!!
Qué bueno que te sirva. Te cuento que el año pasado volví y la encontré más linda todavía. A lo que ya conocía agregué la zona de Lincoln park y gold Coast y el river walk que está divino. Te recomiendo ir a Eataly, giordanos, el bar de la torre hanckok al atardecer y el paseo en barco imperdible.
EliminarSuerte
Muchas gracias, muy buenos datos.
ResponderEliminarMuchas gracias, muy buenos datos.
ResponderEliminarLaura, me encantó tu recorrido y la forma en lo cual lo contaste!!!
ResponderEliminarEstoy viajando en octubre con mi marido y quería saber si hubieras ido a un hotel en que zona te hubieras alojado?
Gracias!!
Hola Gimena, me alegro que te guste el blog.
EliminarEn este viaje me alojé en un hostel en el Loop, la zona está bien pero es de oficinas y bancos así que a la noche hay muchos negocios cerrados. En 2015 volví a Chicago (fijate en el blog porque también escribí sobre esa visita) y nos quedamos en un hotel en la zona de la Magnificent Mile, a media cuadra de Michigan Ave. que me gustó mucho más, te recomiendo quedarte por ahí. Igual la zona céntrica es chica y todo está cerca.
Saludos
OK!!! Entonces rumbearemos para Magnificent Mile.
EliminarNo se como ver el blog de tu segundo viaje???
Me orientas?
Gracias!!
Acá te paso el link http://asviagems.blogspot.com.ar/2016/10/chicago.html
EliminarThank you for providing such valuable information. all have had so much learning from this post. To get more information usa online pharmacy from online pharmacy store.
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