Cuando conocí Tokio en 2014, en mi primer viaje a Asia, esperaba encontrarme con la modernidad absoluta pero me encontré con algo mucho más interesante: una mezcla de modernidad y tradición, austeridad y excesos, calma y vértigo, seriedad y diversión. Impresión que confirmé en este nuevo viaje.
Nuestro puerto de entrada fue Osaka, la tercera ciudad más grande de Japón, reconocida por su economía, cultura gastronómica, vida nocturna y carácter emprendedor.
Japón es un país con una alta densidad poblacional, 125 millones de habitantes en un territorio 7 veces más chico que el de Argentina. La ciudad de Osaka tiene casi 3 millones de habitantes y su área metropolitana casi 20. Por qué menciono estas cifras? Porque en cuanto llegamos sentimos su impacto.
Marisú y yo viajamos en avión desde Seul y tomamos un tren hasta Osaka Umeda, la zona donde nos íbamos a alojar, Pilar nos esperaba allí, había llegado en bus desde Tokio más temprano, y quedamos en encontranos en la estación, teóricamente el tren nos dejaba en la salida cerca de la cual nos esperaba Pilu.
Primera cuestión a tener en cuenta: las estaciones en Japón, sobre todo las centrales como esta, no son simples estaciones, son casi barrios, son tremendamente concurridas y hay tantos accesos y salidas que es realmente una ilusión tratar de fijar un punto de encuentro, a menos que conozcan el lugar realmente.
Nostras salimos lo más contentas por un edificio nuevo que formaba parte de un centro comercial elegante y moderno frente a un parque precioso. Por supuesto, Pilar no estaba allí. Estábamos muy cerca pero era un laberinto de pasajes subterráneos, puentes, escaleras mecánicas, calles bloqueadas al tránsito peatonal y mucha gente. Nos llevó casi una hora encontrarla pero finalmente lo logramos y sumamos la primera anécdota.
Ya juntas las tres fuimos hacia nuestro alojamiento que estaba a unas cuadras gracias al (bendito) Google maps. El edificio estaba frente a un viaducto ferroviario en cuyos arcos había restaurantes y cafés. Toda la zona era un cambalache de formas y colores, en los edificios y en la gente, que enseguida me resultó encantadora. Y con esa vista compartimos nuestro primer brindis.
Dejamos las valijas en el departamento y salimos enseguida a pasear por el barrio. Al lado de la estación hay una antigua zona ferroviaria que está siendo reurbanizada con edificios de usos mixtos y unos parques preciosos. La arquitectura es de excelente calidad, igual que los espacios públicos y la gente, en fin de semana, los estaba disfrutando a pleno.
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La primera etapa, Grand Front Osaka y Osaka Plaza, fue inaugurada en 2013 |
Las ciudades japonesas son muy densas, con calles atiborradas de gente y callejones estrechos que son muy característicos. Este sector rompe esa lógica con su amplitud pero es en la combinación de diferentes escalas que para mí tiene mucho encanto.
Desde ahí fuimos al Umeda Sky, un edificio emblemático del arquitecto Hiroshi Hara inaugurado en 1993 que se convirtió en un hito de la ciudad. Para los arquitectos (como yo) o los amantes de la arquitectura, es interesante conocer que este edificio construido como un gran pórtico o arco, fue ejecutado por partes, primero las dos torres y luego el observatorio que las une que fue elevado con un sistema hidráulico. Tiene 175 metros de altura. En los pisos 39 y 40 hay un observatorio con vistas 360º de la ciudad y es unas visitas imperdibles.
En la base de la torre hay un jardín precioso, The Island Garden, que nos recuerda el amor y el respeto de la cultura japonesa por el paisajismo y los jardines. Este en particular, es un oasis de tranquilidad y silencio en esta bulliciosa ciudad.
Al día siguiente fuimos a Nara. Eso se los cuento en otro posteo pero sí quiero mostrar algunas costumbres que distinguen a los japoneses y que nos llaman tanto la atención, sobre todo a nosotros, los latinos, que somos tan desordenados para todo.
A los japoneses les encanta hacer cola (fila) para todo, la hacen en perfecto orden (en eso se diferencian claramente de los chinos que se cuelan todo el tiempo) y en las estaciones e incluso en muchos negocios, hay indicaciones en el piso para que todos sepamos donde nos debemos parar. También respetan a rajatabla la ubicación en la escalera mecánica dejando un lado libre para los apurados.
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En el piso se indica claramente donde esperar el tren a Nara. La de azul soy yo y me estoy preguntando por qué en Osaka hay que pararse de un lado y en Tokio de otro. Aún no lo sé.
Otra característica mítica de Japón es la pulcritud de los espacios públicos que están siempre impecables aunque casi no haya cestos de residuos, cada uno debe llevar su propia basura a casa prácticamente porque es dificil encontrar donde dejarla en el camino.
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Volviendo al tema... Al regreso de Nara fuimos hasta el Castillo de Osaka, otro hito de la ciudad, ubicado en el distrito financiero Kyobashi. Fue construido originalmente en el siglo XVI y reconstruido luego de su destrucción parcial en 1615. Es ejemplo de la arquiectura japonesa, su torre de 5 niveles se erije sobre una base de piedra rodeada de murallas y fosos defensivos que hoy forman parte de un extenso parque. No nos interesó ingresar al Castillo y preferimos recorrer sus jardines y yo me animé a pintar un poco.
Para terminar el día fuimos al Distrito Chuo que tiene dos caras muy distintas, al norte del canal está Shinsaibashi, la zona de tiendas de lujo en edificios impresionantes diseñados por algunos de los mejores arquitectos del mundo.
Sobre la avenida es todo elegancia pero en las calles paralelas se extiende una red de pasajes comerciales cubiertos con negocios populares de todo tipo. Otra vez esos contrastes que me fascinan.
Al sur del canal está Dotonbori, la zona turística por excelencia, caracterizada por la profusión de carteles de neón entre los que se destaca el famoso Glico Man.
Este canal fue completado en 1615 para conectar los ríos Umezu y Yokobori e impulsar el comercio de la zona. En esta zona antiguamente hubo varios teatros de kabuki, la representación teatral tradicional del país, y aunque estos desaparecieron la zona se transformó en el centro del entretenimiento de la ciudad.
Estos lugares ya me agobian pero sin dudas vale la pena dar un paseo, especialmene de noche cuando brilla con sus mejores luces. Incluso se puede navegar por el canal.
Glico Man es el símbolo de la empresa de dulces Glico, fue instalado en 1935 y se convirtió en un emblema de Osaka, tanto que armaron un pequeño rincón frente al cartel para sacarse las selfies. Un gran lugar para verlo es el H&M que está del otro lado del canal.
Las otras actividades usuales en Dotonbori son pasear en la vuelta al mundo de Don Quijote (no lo hicimos, de hecho no entramos a ningún DQ en el viaje), admirar los estrafalarios carteles y comer las famosas bolitas de pulpo, pero si se desvían por algún callejón van a encontrar lugarcitos tranquilos e incluso pequeños templos.
Aquí terminó nuestro recorrido por Osaka, desde allí hicimos dos paseos más a los que les voy a dedicar otros posteos: Expo Osaka 2025 y Naoshima. Con medio día más en la ciudad habríamos tenido más tiempo de explorar, pero estoy conforme con lo que conocimos.
Casi todos los sitios de interés están en una franja que va de norte a sur, de Umeda a Namba. Las distancias son importantes así que conviene tomar el metro para ir de un barrio a otro, pero con dos días en la ciudad es posible conocer los puntos principales. Aunque, obviamente, cuanto más tiempo mejor.
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Trasnporte
Como conté antes llegamos en avión desde Seúl y en el aeropuerto tomamos el tren JR hasta la estación Umeda. Dentro de la ciudad nos movimos principalmente en Metro y para los paseos a otras ciudades usamos una combinación de metro y tren.
El metro y el tren son los transportes más eficientes en Japón, las redes son muy extensas, las frecuencias altas y suelen ser muy puntuales. Por supuesto también hay buses y taxis.
Las indicaciones para viajar se encuentran muy facilmente en Google Maps y en todas las estaciones hay oficinas y personal para orientación. Solo hay que tener en cuenta que muchas veces son necesarias las combinaciones entre líneas y también entre metro y tren. Si se hace todo el recorrido en el mismo tipo basta con un solo ticket pero si hay intercambio es necesario sacar varios tickets.
Estas son las típicas máquinas que vamos a encontrar en todas las estaciones, está disponible el idioma inglés y sirven para sacar uno o varios tickets, el precio varia según el recorrido. Se paga en efectivo, no con débito ni crédito.
Estas máquinas también sirven para recargar las tarjetas de transporte, las más famosas son Pasmo y Suica pero también hay otras regionales. Nosotras no sacamos ninguna y optamos por comprar los tickets antes de cada viaje porque era muy sencillo pero es cierto que tener las tarjetas, que también se pueden cargar en los combini, ahorra tiempo. La Suica está disponible en Wallet para los teléfonos IPhone, yo la usé pero no pude cargarle mucho crédito por las limitaciones que tienen las tarjetas argentinas para ciertas operaciones.
Los pasajes de tren pueden comprarse en máquinas pero para los viajes combinados nosotros preferimos ir a las oficinas de atención porque ahí nos podían buscar las mejores opciones de viaje, se puede pagar con tarjeta de débito o crédito y siempre hay alguien que habla inglés. La contra es que esto demora bastante, hay que ir con tiempo.
En las oficinas de información turística también hay balanzas para valijas y, en algunas, trajes típicos para sacarse fotos.
Nos alojamos en un departamento reservado por Booking que se llamaba DDC Umeda, ahora el enlace me lleva a este otro depto que supongo será de los mismos dueños Apartment Hotel 11 Umeda. Para abril de 2025 nos costó 570 dólares por 4 noches para tres personas. Estaba muy bien ubicado, bien equipado, con aire acondicionado y lavarropas.
La zona me pareció genial para alojarse, la estación Umeda es muy importante y tiene mil conexiones, está lleno de locales, restaurantes y bares pero es menos agobiante que Dotonbori y también es un poco más económica.
Gastronomía
La comida en Japón es exquisita. Hay mucha variedad que es dificil probar cuando uno pasa pocos días allí y también hay que animarse a experimentar ingredientes y métodos de cocción diferentes, son muy distintos los sabores y sobre todo las texturas. En general todo lo que comimos era riquísimo, obviamente hubo mucho ramen y muchas giozas porque nos encantan, pero también algunos platos más.
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Las giozas son riquísimas y buenas en casi todos lados, podría comer 50! Las bolitas de pulpo se llaman takoyaki y son típicas de Osaka. Son una especia de buñuelo relleno de pulpo que se acompaña habitualmente con cebolla encurtida, jenjibre y una salsita. Es mejor comerlas recién hechas, a lo largo del canal de Dotonbori hay varios puestos que las venden. Son muy buenas. El ramen es típico y si bien el que comimos en Osaka no fue el mejor, es un plato que nunca falla. |
Hay que tener en cuenta que muchos restaurantes cierran después del almuerzo, a eso de las 15h, y por la noche cierran temprano, tipo 22h, salvo en sitios muy turísticos o zonas de bares. Casi todas las estaciones tienen galerías con comercios y restaurantes donde hay muy buenas opciones. Es usual tener que hacer fila pero los japoneses comen rápido así que no hay que esperar demasiado.
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Obvio que estando en Osaka hicimos fila para comprar la famosa cheese cake en un lugar tradicional, Rikuro, donde la venden recién hecha. Hacen cientos por día pero se agotan. Lo mejor de la torta es la textura que es super aireada y liviana, no tiene demasiado sabor (los dulces asiáticos en general no son muy dulces) pero me gustó probarla. Nosotras compramos también una torta de hojaldre con manzana que estaba muy rica. |
Con el grupete vestidas de Geishas estilo Ghibli me despido hasta el próximo posteo.
Excelente!!! que lindo viaje!!!! tips anotados!
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