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Noto y Ortigia

Nuestro viaje por Sicilia iba llegando a su fin y nuestro ultimo lugar para quedarnos era Catania pero antes de llegar a eso voy a contar un poco de las breves visitas que hicimos a Noto, una bellísima ciudad barroca a la que los sicilianos llaman "un hermoso jardín de piedra" y a Ortigia, uno de los lugares más lindos que vimos en este viaje. 


Noto

La ciudad antigua, de la quedan algunos restos, fue fundada en el siglo IX aC, la ciudad medieval que se edificó en su lugar fue destruida por un terremoto en 1693 y este desastre llevó a la construcción de una nueva ciudad bajo el estilo barroco imperante en la época. Fue construida sobre una colina, con terrazas, escalinatas y desniveles que permiten apreciar las iglesias, palacios, conventos y residencias de piedra que adquieren un color casi dorado con la luz del sol. 


"La nueva Noto -obra de los arquitectos Rosario Gagliardi y Vincenzo Sinatra a partir del diseño de una retícula cuadriculada de Fra’Angelo Italia– se convirtió en la capital siciliana del Barroco por su exuberancia y la unidad de estilo. Noto es el estandarte del estilo barroco en todo el Val di Noto, donde las otras siete ciudades de su valle –Caltagirone, Militello, Val di Catania, Catania, Módica, Palazzolo, Ragusa y Scicli- aglutinan el desarrollo del barroco llevado al máximo esplendor.

Los arquitectos diseñaron la ciudad ordenada por estados sociales a lo largo de un eje principal y tres plazas que alternan conventos, palacios, iglesias y monasterios; una parte se dedicó al poder religioso, otra a los nobles y la última al pueblo llano, agrupado en los llamados quartieri popolari." https://www.lasicilia.es/noto


En las pocas horas que pasamos allí ingresamos a la ciudad por la calle principal, Via Vittorio Emanuele, a través de la Puerta Real construida por Fernando II en 1838. Sobre esta calle están los edificios religiosos más importantes, la catedral de S. Nicolò y las iglesias de S. Franceso, S. Chiara, S. Carlo Borromeo y S. Domenico y sus conventos. Enfrente se encuentra el Palazzo Ducezio que alberga al Ayuntamiento.

Luego subimos por algunas de las tantas escalinatas que salvan los desniveles incluyendo la Via Nicolaci que cada mes de mayo es escenario de la Infiorata y esta y otras calles se cubren de flores. Nosotras fuimos en mayo pero lamentablemente no coincidieron las fechas. 


La ciudad es realmente una joya y vale la pena una visita, aunque sea de unas pocas horas, para disfrutar de su arquitectura de excelencia que además está en muy buen estado. 


Obvio que como siempre tuvimos tiempo para un rico almuerzo. Mangia che ti fa bene!

La figura en color verde es una versión moderna de la famosa Testa di Moro, algo que van a encontrar por todos lados en Sicilia. La leyenda dice que un joven moro y una muchacha siciliana se enamoraron, allá por el año 1100, pero resultó que el moro tenía una familia y al descubrirlo ella, llena de rabia, le cortó la cabeza y la convirtió en un jarrón en el que colocó albahaca y la colocó en su balcón. La planta floreció tanto que los vecinos mandaron a hacer macetas con la forma de esa cabeza. 



Ortigia

Ortigia es una pequeña isla ubicada frente a Siracusa, sólo 1500 metros de largo y 600 de ancho, y fue sede original de esa ciudad fundada en el 734 a.C. 

Esa pequeña porción de tierra, rodeada de un precioso mar color turquesa, es uno de los lugares más lindos que vimos durante nuestro viaje. 

Ni bien cruzamos desde Siracusa por el puente Humberto I encontramos el sitio arqueológico donde se encontraba el Templo de Apolo que con más de 2000 años de antigüedad es el templo dórico más antiguo de Sicilia. 

Siracusa tiene su origen en la ciudad griega Syrakousai que fue la ciudad más grande la Magna Grecia, superando incluso a Atenas. En el siglo II a.C. la ciudad fue conquistada por los Romanos

Luego nos adentramos por las calles estrechas flanqueadas por edificios de piedra que reflejaban la luz de sol y que cada tanto se abren a unas vistas increíbles del mar Jónico. 


Como en toda esta zona una de las cosas más pintorescas es ver la mezcla de monumentos imponentes, como la fuente de Diana que vemos en la foto, con la ropa colgada de las ventanas y la gente que, a pesar de la invasión turística, mantiene sus costumbres como este señor que salió con su bicicleta y con su caña a pescar. 


El corazón de la isla es la Plaza del Duomo adonde está la Catedral de Siracusa, el Municipio y el Palazzo Beneventano Del Bosco, entre otros edificios. 

El Duomo, o Catedral, en la foto superior, fue construido sobre los restos de una basílica paleo-cristiana que, a su vez, se edificó sobre los restos del antiguo Templo de Atenea. La fachada es de estilo barroco siciliano y es obra del arquitecto Andrea Palma, data del año 1693. 
El Palazzo Benaventano, en la foto del centro abajo, fue construido para la familia Arezzo en la época medieval pero su aspecto actual es de finales del siglo XVIII, construido en estilo barroco siciliano tras su compra por el barón Guglielmo Beneventano.
En la imagen de abajo a la izquierda está la Iglesia Santa
Lucía. 

En el extremo sur de la isla está el Castillo Maniace nombrado así en honor a Giorgio Maniace, el comandante bizantino que en el 1038 reconquistó la ciudad de los árabes. Fue construido por la voluntad de Federico II entre el 1232 y el 1240


Al recorrer el perímetro de la isla encontramos distintos lugares para disfrutar de las vistas, parar en algún restaurante e incluso bajar hasta el mar. 


Como estuvimos apenas unas horas sólo comimos una ensalada que no merece reseña y un cannoli que sí merece un comentario y casi un homenaje porque es uno de los dulces más ricos del mundo. 


El cannoli, pequeño tubo en italiano, es un dulce tradicional de Sicilia que, según la leyenda, nació en la ciudad de 
Caltanissetta, durante el dominio árabe (alrededor del año 1000 d.C.), en un harén de mujeres. Es una capa de repostería con forma tubular frita hecha de harina, azúcar y mantequilla rellena de queso ricota dulce y cremoso para exaltar la masculinidad del emir.

Según Dario Mangano, semiólogo de la Universidad de Estudios de Palermo que escribió una disertación sobre la semiótica de los postres sicilianos, las normas a veces deben ser anuladas para reafirmarse, y el carnaval lo permitió. Era la única época del año en la que la "mojigatería católica" dejaba paso al exceso y la autoexpresión desinhibida. Y era el momento de comer cannoli. Los hombres daban el dulce tubular a las mujeres para insinuar sus deseos sexuales con el siguiente canto: "Ogni cannolu è scettru d 'ogni Re ... lu cannolu è la virga di Mosè" (Cada cannoli es el cetro de cada rey... el cannoli es el pene de Moisés). BBC Mundo

Hoy se los encuentra en toda Italia, y en casi todo el mundo, y gracias a los cannoli descubrí la delicia que es la buena ricota, en casa casi nunca la consumía pero en Sicilia se la usa para muchas preparaciones, es cremosa y suave, una delicia.  



Próxima (y última) parada siciliana: Catania



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