Ir al contenido principal

Hong Kong

Ultima etapa de mi viaje por China, la cosmopolita Hong Kong. 
Gran broche de oro para un recorrido hermoso (hecho en dos etapas) por un territorio fascinante de ese continente asiático que me más atrae cuanto más lo conozco.
Visité Hong Kong en 2017 cuando fui a China de vacaciones con mi querida amiga Pilar, ella tenía menos días libres y ya la había visitado así que fui sola luego de visitar Macao. Sospechaba que me iba a gustar pero me encantó.
Mi primer conocimiento de Hong Kong fue gracias a un episodio del Crucero del Amor, una serie de los años 80 que los menores de 40 seguramente no conocen, en el que el barco atracaba en esa ciudad y se ve que quedó en el fondo de mi mente. Años más tarde, cuando estaba en la facultad, estudiamos un edificio icónico de Foster + Partners: el Banco Hong Kong y Shanghai, que pasó a ser una de esas obras que soñaba conocer y juro que fue una de mis razones para viajar a Hong Kong. No traten de entenderlo, es cosa de arquitectos. 
Después Hong Kong me atrajo además por su historia y su presente y cuando programé mi viaje a China sabía que tenía que ser una de mis escalas. Lo único que lamento es no haberle dedicado más días, sólo estuve tres, pero me alcanzó para quitarme las ganas y ponerla en mi lista de lugares a los que quiero volver. 

Un poco de historia
El Hong Kong que conocemos hoy nació cuando el gobierno de la dinastía china Qing fue derrotado en la Primera Guerra del Opio en 1842 y tuvo que ceder la isla de Hong Kong a Gran Bretaña. En los 60 años siguientes, Kowloon, los Nuevos Territorios y 235 islas exteriores también fueron cedidos a Gran Bretaña. (...)
Desde sus primeros días como colonia británica, Hong Kong fue un centro del comercio internacional. En los turbulentos años de comienzos del siglo XX, la población de la ciudad aumentó rápidamente con refugiados procedentes, sobre todo, de China. La llegada de grandes cantidades de inmigrantes ayudó a otorgarle a Hong Kong un nuevo papel como centro manufacturero de primer orden. También supuso un fuerte estímulo para la economía y la industria, que se unieron al carácter de la ciudad. En las últimas décadas, conforme la economía de China continental ha experimentado un proceso de apertura, Hong Kong ha vuelto a transformarse, esta vez en una economía basada en los servicios y en un importante punto de acceso al mayor mercado del mundo.(...)

Según el principio de "un país, dos sistemas", Hong Kong se convirtió en una Región Administrativa Especial de la República Popular China el 1 de julio de 1997. Este acuerdo permite a la ciudad disfrutar de un alto grado de autonomía, que le permite mantener su sistema capitalista, su sistema de derecho, la independencia de la justicia, el libre comercio y la libertad de expresión.
Británica de Hong Kong (Hong Kong británico) - Historia. Antiguas ...
Hong Kong en el siglo XIX
La combinación de influencia británica, china y japonesa (Japón invadió el territorio durante la Segunda Guerra) hizo de Hong Kong lo que es hoy, una ciudad/país verdaderamente cosmopolita, con una cultura propia que mezcla tradiciones y modernidad. No tuve oportunidad de hablar con hongkoneses pero se ve en las calles que se sienten ciudadanos del mundo, conviven en aparente armonía con los miles de expatriados (expats) que llegan para trabajar en empresas financieras o tecnológicas, y se niegan a perder las libertades que su propia historia les heredó, como lo demuestran las protestas ciudadanas que empezaron a mediados de 2019 y sólo se detuvieron por la pandemia del coronavirus. 
Esa efervescencia se siente en las calles repletas de gente en constante movimiento, la mayoría jóvenes, en los carteles luminosos que adornan las fachadas de edificios increíblemente densos implantados en un paisaje sinuoso e interesante. La bahía asegura hermosas vistas de un skyline de fama mundial que, como ya les mostraré, se ilumina cada noche para mostrar su mejor cara. 


Si van pocos días como yo seguramente sólo les dará tiempo para visitar las zonas de Kowloon, Tsim Sha Sui y Mog Kok en la península y Central y el Victoria Peak en la isla. 


Tsim Sha Sui 
Kowloon está del lado continental, digamos, y allí se encuentra el distrito Tsim Sha Tsui sobre el puerto. La avenida principal es Nathan Rd. y es un buen eje para recorrer toda esta zona incluso caminando. Lamentablemente no saqué muchas fotos de esta zona. 
En estas imágenes el Kowloon Park, el hotel Península y el centro comercial 1881 Heritage.
Entre las cosas más interesantes de Asia están los mercados nocturnos, en Hong Kong visité dos: el Ladies Market y el Temple Street Night Market. En los dos encontramos los típicos puestos con productos de electrónica y accesorios, ropa, souvenirs, equipaje (compré una carry on a muy buen precio) y las también típicas imitaciones de marcas famosas. En el Temple además hay una calle ocupada exclusivamente por locales de comida. Aunque no tengan intenciones de comprar son visitas imperdibles. 
En Hong Kong hay muchos desniveles por la geografìa y me encantó que intervienen las escaleras para que no sean tan aburridas. 
Para salir un poco del ajetreado centro fui hasta el Jardín Nan Lian, un parque hermoso diseñado al estilo de la Dinastían Tang. Enfrente está el Monasterio Chi Lin, un sitio armonioso y pacífico perfecto para descansar la mente. Ambos están bastante lejos de Tsim Sha Sui pero se llega fácilmente en metro. 

Hacia el este de Nathan Rd. sobre el río hay un paseo llamado Tsim Sha Tsui Promenade y la Avenida de las Estrellas que homenajea personajes famosos de Hong Kong. Obviamente al único que reconocí fue Bruce Lee. 

La Avenida de las Estrellas continúa bordeando el río hasta el Museo de Arte de Hong Kong inaugurado en 1980 como ayuntamiento y galería de arte, cuando lo visité estaba cerrado por obras, y enfrente está el Museo del Espacio. Al final, junto al puerto, está la Torre del Reloj construida a principios del siglo XX como parte de la Estación de Ferrocarril Kowloon que luego fue demolida. 

En esta zona también hay un anfiteatro y me tocó ver la transmisión gratuita de un concierto sinfónico con el skyline de la isla de HK como fondo. 

Este paseo tiene además otra virtud y es que las vistas hacia la isla son impresionantes. 



Central
Este distrito es el centro político y financiero de Hong Kong desde mediados del siglo XIX. Originalmente se llamaba Chung Wan pero el nombre inglés ganó lugar desde la construcción de la estación de metro con ese nombre en los años '80.
Hong Kong es uno de los centros financieros más importantes a nivel mundial y eso es gran parte de su carácter, por eso visitar esta zona es imprescindible para conocer la ciudad, como visitar Wall Street en NYC. Aquí se localizan muchas entidades financieras internacionales que tienen sus sedes en rascacielos que han transformado el perfil de la ciudad en uno de los más famosos del mundo. Este aglomerado de torres está entre el río Perla y una cadena montañosa donde se encuentra el pico Victoria. 
Les recomiendo visitarla en día de semana para poder experimentar la vitalidad de la zona durante las horas laborales. Es increíble el movimiento y la mezcla entre los hongkoneses y los extranjeros de todo el mundo que en este caso no son turistas sino ejecutivos y empleados de alguno de bancos o financieras. 
Por casualidad llegué un viernes a la tarde, justo para el happy hour y como pocas veces lamenté estar sola porque era el momento ideal para disfrutar un trago en alguno de los bares que comenzaron a llenarse a las 3 de la tarde. 
La mayoría de los hoteles están en la península así que tendrán que cruzar en ferry o viajar en metro para llegar. Tomen el ferry sin dudar. Es un viaje de quince minutos que ofrece unas vistas increíbles de uno y otro lado del río y si el tiempo está lindo como cuando yo fui es un verdadero placer, tanto que hice ese cruce como seis veces en dos días. Les recomiendo hacer el cruce también de noche para poder ver la ciudad iluminada.
El ferry va desde Tsim Sha Sui hasta Victoria Harbour durante todo el día cada veinte minutos más o menos.
El viaje cuesta lo mismo que un viaje en metro

El puerto se comunica con la zona comercial por unas pasarelas elevadas y enseguida llegamos a una zona muy densa con edificios altísimos. Lo que me encanta es que la modernidad se mezcla con las costumbres típicas de la cultura local y entre las torres hay pasajes en los que funcionan pequeños mercados callejeros en los que se vende de todo un poco. 

Les conté que desde que estaba en la facultad (hace ya muchos años, no pienso decir cuántos) quise conocer el Banco de Hong Kong y Shanghai de Foster + Partners, hoy HSBC. 
Este edificio es reconocido mundialmente por su diseño arquitectónico y sobre todo por su resolución estructural: la estructura, en lugar de estar compuesta por columnas y losas del modo tradicional, está formada por una estructura de suspensión con pares mástiles de acero y todo es visible en la fachada principal, sobre la fachada posterior están las funciones mecánicas.


Gracias a esto las áreas de servicio se ubican en el perímetro y en el interior del edificio hay un impresionante atrio de 10 pisos de altura al que se accede por unas escaleras mecánicas que, desde una plaza seca en la planta baja, penetran al interior de este gran espacio. 
La imagen de arriba a la derecha corresponde a la vista a medida que uno sube por las escaleras y se va metiendo en el edificio.
En el interior la estructura también está a la vista. La espacialidad es fabulosa y las plantas de oficinas son libres y con vista al río. Nada quedó librado al azar aquí e inclusive se usaron criterios de Feng Shui en el diseño. 


Como fui en horario bancario me animé a entrar, nadie me preguntó nada, y pude sacar muchas fotos hasta que un guardia me indicó que no estaba permitido. Es entendible porque no deja de ser un banco pero deben estar acostumbrados a los "arquifanáticos" que nos colamos en todos lados. 

Esta zona de Central es casi una galería de arquitectura moderna con varios edificios imporantantes. Aquí se encuentra por ejemplo la Torre del Banco de China (1985) del arquitecto chino-estadounidense Ming Pei, el mismo que diseñó la pirámide del Louvre, estilizada y elegante.

El International Financial Center (1999) es hoy el edificio más alto de esta zona y aloja oficinas, un centro comercial y el hotel Four Seasons, y fue construido por el estudio del arquitecto argentino César Pelli. 

En la imagen de abajo: a la izquierda Jardine House (1973), arriba a la derecha Murray Building (1969), abajo en el centro Bank of China (1951), abajo a la derecha The Center (1998). 



La arquitectura no es tan glamorosa a medida que nos adentramos en las calles de Central pero aparecen unos tranvías de doble piso, similares a los típicos buses rojos ingleses pero más altos y finos, y ese cambalache tan típico de Asia con puestos de frutas y mercados en medio del cemento. 

Detrás de la zona financiera, subiendo por calles muy empinadas, están los barrios Lan Kwai Fong y Soho HK llenos de bares, locales de diseño y mucho y muy buen arte urbano. Todo muy instagrameable. Es una zona increíble que, como les contaba, empezó a entrar en clima a medida que todos salían de las oficinas. 

Al día siguiente volví, era sábado, y me encontré con un festival japonés de lo más colorido. 

Las calles para acceder a las zonas altas son tan empinadas que en 1993 se inauguraron las escaleras mecánicas Central-Mid-Levels, un sistema de 18 escaleras cubiertas que ascienden 800 metros en 20 minutos. Funcionan hacia la parte baja de 6 a 10 de la mañana y luego sólo hacia arriba hasta la media noche. 

No hice el recorrido completo porque no sabía adonde iba a terminar pero sí subí unos cuantos metros y bajé por una zona residencial en la que se encuentra el templo Man Mo. Fue construido a mediados del siglo XIX  en honor al Dios de las letras Ma y al Dios de la guerra Mo. Es muy atractivo por sus vibrantes colores y los enormes cilindros de incienso que cuelgan del techo. 
La ciudad es conocida por su densidad y al ser chico el territorio hay edificios altísimos con departamentos diminutos, lo experimenté en persona con el hostel, ya les contaré. Las escaleras generan espacios muy interesantes, algunos casi parisinos.
Luego de visitar la zona financiera decidí tomar el Peak Tram para llegar al Pico Victoria. De camino pasé por el Parque Hong Kong, un hermoso espacio verde que es como un oasis entre tanto rascacielos. 
Las torres que se ven en la foto de abajo a la izquierda son el Lippo Centre, un edificio de Paul Rudolph construido en 1988.
El Peak Tram es un paseo híper turístico, hay que hacer bastante cola para subir, pero muy lindo para llegar al pico Victoria que es la montaña más alta de Hong Kong con más de 500 metros de altura y desde donde las vistas son increíbles. 

El Tram es un antiguo tranvía de madera muy pintoresco y en el camino pueden verse algunos de los departamentos evidentemente más lujosos y espaciosos.
Desde el pico Victoria se ve todo Central, Kowloon y más allá. El edificio alto que se ve junto al puerto en la península es el Sky100 que aloja oficinas, locales, un hotel y un mirador. 

La noche es algo digno de ver porque la actividad dura hasta tarde y la ciudad se ilumina por completo. Es espectacular. 
Yendo hacia el este desde la zona bancaria está la Central and Western District Promenade, un paseo muy lindo y con preciosas vistas de ambos lados del río.
Más hacia el este aún hay una zona comercial conocida como Times Square que también vale la pena visitar al igual que la zona de la estación de metro Causeway Bay.
Hong Kong es una perdición para las compras porque están todas las marcas internacionales que puedan imaginar.

Una sinfonía de luces
Para terminar los dejo con un show que ni Broadway podría superar. 
Cada día a las 20hs Hong Kong ofrece un impresionante espectáculo de luz y sonido alrededor de Victoria Harbour. La ciudad se convierte en escenario durante 10 minutos. 
Mis fotos no le hacen justicia así que les dejo un video que lo muestra completo.




+ info


Transporte
Llegué a HK en Cotai Water Jet desde Macao y para irme tomé un vuelo de Emirates. 
Dentro de la ciudad mucho se puede hacer caminando y sino están el ferry para cruzar a la isla y el metro a ambos lados con una red muy extensa de líneas. 
Para ir al aeropuerto tomé un bus que circula por Nathan Rd. cada 30 minutos. 

Alojamiento
El alojamiento es un problema. HK es una ciudad cara comparada con otros puntos de Asia y los hoteles económicos no son muy buenos. En mi búsqueda vi que las habitaciones individuales económicas eran muy pequeñas, casi sin lugar para caminar alrededor de la cama, así que preferí un hostel pensando que al ser la habitación compartida iba a ser más espaciosa. 
Error. Me quedé en el Rainbow Lodge y la habitación era tan chica y tan atiborrada, tenía seis camas, que me pasé la primera noche buscando lugar para cambiarme aunque perdiera el pago. Esto tiene que ver con lo que les contaba de que HK es una de las ciudades más densas del mundo y los departamentos populares son minúsculos. Los edificios son como palomares. 
Al final llegó la mañana siguiente y decidí quedarme porque no tenía mucho sentido pagar de más por un espacio que igual iba a ser chico. Total iba a estar solo tres noches y cuando viajo paso casi todo el día afuera. 
No se los recomiendo por el tamaño, las fotos engañan, pero realmente estaba muy bien ubicado. 

Gastronomía
Hay de todo para elegir y para todos los presupuestos, obviamente mucha comida de distintas partes de Asia. Yo comí comida vietnamita y tailandesa y también un par de waffles al paso, uno de los que se pusieron de moda con bolitas y otro con crema y manequilla de maní que estaba buenísimo. Debo haber comido más pero la verdad no me acuerdo. 




Si tienen ganas les recomiendo ver la película Already tomorrow in Hong Kong. Me tocó de casualidad en el vuelo en el que me iba y si bien es muy simple, me gustó porque refleja muy bien la cuestión de los expatriados y el clima de la ciudad. Vale la pena. 
Already Tomorrow in Hong Kong (2015) - Filmaffinity



Con esto me despido de Hong Kong y de Asia y como conté en alguna otra entrada, mi relato coincide con un momento muy particular por la pandemia del Covid19 que inició en China y que, entre otras cosas, nos impide viajar. 
La situación no disminuye en nada mis ganas de salir a conocer nuevos lugares y regresar a mis preferidos pero será más adelante. Por ahora toca cuidarse. 

Pero antes quiero hablar un poco de por qué me gusta tanto Asia.
La gran mayoría de nosotros en América latina conoce la historia y los paisajes de Europa y de América del Norte ya sea porque nuestros abuelos vinieron de esos lados, porque los estudiamos en el colegio, porque vimos cientos de películas y series ambientadas en esos lugares o porque tuvimos la suerte de viajar. Pero así como la historia de la América prehispánica está (o estaba cuando yo estudié) bastante ausente de las aulas, más aún lo está la del lejano oriente y, al menos en mi caso, fue en los últimos diez años tal vez, que empecé a tener más conciencia de esos países y culturas y con el conocimiento vinieron las ganas de visitarlos. 
Mi acercamiento no fue el de un conocedor de la historia y seguramente por eso me faltaron muchos datos para comprender más y mejor. Sabía un poco más de la arquitectura, aunque también en ese campo los profesionales de oriente eran hasta hace unos años poco conocidos en general, salvo figuras estelares como Pei o Ando. Conocía la gastronomía pero descubrí que es mucho más rica y compleja de lo que llega hasta nuestras mesas. Conocía algo de sus paisajes y muy poco de su arte, y sobre todo lo que tenía en la mente era un estereotipo de los orientales, de sus costumbres y de sus comportamientos (como que los chinos son ruidosos y desordenados o que los japoneses son educados y prolijos), y me encontré con sociedades que, con todas sus particularidades, en el fondo no me parecieron tan distintas a las nuestras. 
Los chinos son ruidosos y aparentemente desordenados pero al mismo tiempo son perseverantes, simpáticos y tratan de ayudar, los japoneses son educados y prolijos pero también tienen su lado B, los vietnamitas me parecieron serenos y los tailandeses no tanto, y los de Hong Kong me parecieron ingleses o norteamericanos de ojos rasgados. Y digo esto sabiendo que estando unos pocos días en un país es imposible conocer realmente su cultura.
Entonces ¿qué es lo que me gusta de Asia? Voy a tratar de explicarlo.
Si tuviera que emplear una sola expresión diría que me gusta por los contrastes.
Países como China y Japón (no incluyo India porque no la conozco, aún!) tienen miles de años de historia de una increíble riqueza y eso se nota en su cultura y en sus tradiciones, pero al mismo tiempo hoy son la vanguardia en tecnología e industria. 
En las calles se ven miles de personas circulando frenéticamente pero al mismo sienten gran orgullo por ser cuna de sabios y grandes pensadores y adeptos a religiones en las que la serenidad y la contemplación son clave. Todavía hoy ensalzan virtudes como la armonía y el equilibrio y cuando fijamos la mirada en los detalles y no en el bullicio visual que caracteriza sus pueblos y ciudades, encontramos una poética y tranquila belleza en casi todas las cosas. Son la modernidad más absoluta pero todo el tiempo parece que viajamos al pasado. Robando una descripción ajena diría que es como el mundo de Blade Runner, futurismo y medioevo mezclados en este tiempo y espacio.
Sobre todo me encanta porque en casi todos lados se respira una cierta desfachatez, desde los hábitos hasta la moda y el cabello, y por supuesto la arquitectura, y esto le da una frescura que para mí muchas ciudades perdieron, sobre todo las europeas. Probablemente tenga que ver con que hoy están como en transición pasando en muchos casos de ser países que hasta hace unas décadas estaban cerrados y empezaron a abrirse e incorporar elementos de otras culturas, un poco desordenadamente y siempre de un modo muy particular. 
Lo más fascinante son las personas por supuesto. Por ejemplo a chinos y japoneses les encanta vestirse tanto con sus trajes tradicionales que usan para ir a templos pero también a grandes monumentos, como imitando a los rockabilly de los años 50 o a personajes de animé y andan así por la calle sin ningún problema, y a los chinos les encanta bailar y cantar y lo hacen en plazas y calles sin vergüenza. ¡Es una locura!
No me olvido de que muchos de los países asiáticos viven situaciones complicadas pero no es mi lugar intentar explicar una política que apenas comprendo. 
Asia no es para todos, países como Singapur tal vez si uno se queda en lo superficial, pero para quienes desean abrir la mente y están dispuestos a soportar ciertas incomodidades, causadas más que nada por el contraste con nuestra propia realidad, recorrerla abre un mundo nuevo, rico, intenso, profundo. Nos permite conocer con quienes compartimos el mundo y pone en duda nuestra mirada tan occidental. 
No voy a arrogarme un conocimiento y una sabiduría que no tengo pero me atrevo a decir que es una experiencia que nos enriquece y que no nos deja indiferentes. 

Me voy por fin de Asia con la sensación de que voy a volver y si vuelvo lo voy a disfrutar todavía más. 

Comentarios

  1. ta hace unas décadas estaban cerrados y empezaron a abrirse e incorporar elementos de otras culturas, un poco desordenadamente y siempre de un modo muy particular.
    Lo más fascinante son las personas por supuesto. Por ejemplo a chinos y japoneses les encanta vestirse tanto con sus trajes tradicionales que usan para ir a templos pero también a grandes monumentos, como imitando a los rockabilly de los años 50 o a personajes https://checatuley.org/biografia-de-soobin/

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Chicago I

Chicago fue la primera etapa de un viaje por Estados Unidos en el que además visité San Francisco, Los Angeles, Gran Cañón, Monument Valley, Antelope Canyon, Bryce Canyon y Las Vegas. La temática principal era el oeste pero como tuve unos días de desfase con mis compañeras de viaje aproveché para conocer "la ciudad de los vientos". Releyendo esta entrada antes de publicarla noté que por mi relato pareciera que me pasé tres días caminando entre edificios y corriendo de acá para allá para ver todo lo posible en poco tiempo. De alguna manera fue así, estaba sola, tenía muy pocos días para conocer una ciudad muy grande y, si bien me encanta hacer viajes más relajados, también disfruto de esas maratones arquitectónicas que hago cada tanto. Me fascinan las grandes ciudades y la paso muy bien recorriéndolas aún estando sola porque, así como no me iría sola a una playa, a las grandes ciudades sí me animo a ir sola, no tengo miedo de aburrirme, la ciudad me acompaña. Entonces sí,

Tayrona

La ante última etapa de nuestro viaje por Colombia nos llevó al Parque Tayrona hacia donde fuimos con deseos mezclados de ser por un ratito aprendices de Indiana Jones y también de descansar como reinas en unas exclusivas eco cabañas.  Lo primero fue llegar hasta allá.  Dejamos el hotel Tamacá alrededor de las 13 hs después de haber disfrutado lo más posible del desayuno, la pileta y la comodidad de la habitación. El parque Tayrona está a 34 km de Santa Marta y para llegar, si no se quiere pagar un taxi o tomar un tour, hay que viajar alrededor de tres horas. Primero tomamos una buseta ($C 1200 c/u) que atravesó los suburbios menos favorecidos de la ciudad hasta llegar al Mercado de Santa Marta (hay otra línea que va por la costa en un recorrido más corto). Ahí atravesamos todo el mercado que es bastante caótico hasta llegar a donde paran los buses que van al parque. En el mercado, al igual que en otros países de latinoamérica la carne se expone y se vende sin refrigeración así que c

Lisboa

Ultima parada del viaje "Europa 2013" en la bella Lisboa , la de la Baixa y el barrio Alto, la de Fernando Pessoa, la del barrio Alfama y sus fados, la del Marqués de Pombal, la de los pasteles de Belén y los tranvías de madera, la de las colinas y las playas, la de las castañas asadas y los chupitos de Ginjinha, la de las veredas empedradas y las fachadas de colores, la que renació después de un terremoto que la devastó casi por completo y hoy brilla a orillas del Tajo. Mucha Lisboa. Llegamos en tren desde Porto, apenas 2 horas de un viaje más que confortable, hasta nuestro hotel en la Baixa, a unos metros de la Rua Augusta. Porto nos había despedido con lluvia pero Lisboa nos recibió con calor y un precioso cielo blanco y azul. El centro histórico de la ciudad es la Baixa , o Baixa Pombalina, que está al nivel del río (siempre estoy tentada de decir mar de lo amplio que es). Este barrio fue el centro de la reconstrucción luego del terremoto y el tsunami que arrasaron