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Nueva York

Ufff... Qué momento!
Llegó la hora de relatar la última escala de nuestro viaje por Estados Unidos pero... cómo comprimir todo lo que significa Nueva York en una simple entrada de blog? 
Para los amantes de las grandes ciudades, como yo, NYC es la meca, LA ciudad, intensa, relajada, hermosa, vibrante, divertida, extrovertida, cosmopolita, inacabable, inabarcable, culta, frívola, arrogante, herida, renacida y más, mucho más. Tanto más que no alcanzan las palabras ni las imágenes para contarla. 
Esto no es una oda a Nueva York, y mucho menos al sueño americano, pero mi sensación la primera vez que la visite en 2001 unos meses antes del atentado a las Torres Gemelas, fue que estaba en el centro del mundo (del mundo occidental y capitalista, ya sé, pero sigue siendo al menos la mitad del mundo). A mi segunda visita llegué con más millas encima y luego de haber conocido otras ciudades tan impresionantes como esa (como Londres o Tokyo) pero con unas ganas de volver increíbles. 
Y no me decepcionó, al contrario, me dio alegría haber vuelto y me confirmó la certeza de que quiero volver y volver y volver cada tantos (pocos) años porque Nueva York siempre va a tener algo nuevo que ofrecer. 
Como me pasó con ciudades europeas que visité más de una vez, en la segunda ocasión me relajé, mis amigas también, y nos dedicamos a visitar más que nada los barrios, las ferias callejeras, los parques, a comer rico y a comprar un poco. Realmente podría llamar a esta crónica "12 días en Nueva York y ningún museo", pero fui a uno, al MoMA, aunque en la noche gratuita así que casi no cuenta.
En fin. Yendo al tema, voy a intentar hablar de Nueva York.

Imagen relacionada
Brooklyn

Otra ventaja de la segunda vez fue que no sentimos la necesidad de estar en el centro turístico y sí en cambio la de vivir la de experimentar otros lugares. En parte por eso y en parte por los precios optamos por alquilar un departamento en Brooklyn y no en la zona más glamorosa o de moda sino en un barrio normal pero también de película, con sus rowhouses, esas casas con escaleras al frente tan características.  Lo importante de elegir alejarse de Manhattan es tener cerca el metro y en lo posible de una línea expresa.
Me encantó la experiencia. El viaje hasta Manhattan nos llevaba unos 30 minutos pero no nos pesaba, ni siquiera cuanto volvíamos a la noche. El barrio, Bedford-Stuyvesant, era muy tranquilo y teníamos lo básico cerca, un par de supermercaditos y algunos restaurantes. Alquilamos por Airbnb un departamento en un segundo piso (¡por escalera!) que tenía living-comedor, cocina, dos habitaciones y baño. No era un lujo pero por el precio estaba muy bien.

Obviamente Brooklyn tiene otras zonas muy lindas como Brooklyn Heights que, además, tiene las mejores vistas de Manhattan.

Entre los barrios más de moda está Williamsburg, una zona bohemia y moderna con locales de diseño, bares y restaurantes cancheros, los muros llenos de espectaculares graffitis y, todos los sábados en los meses más cálidos, aloja el Smorgasburg, una feria gastronómica super cool donde se pueden comprar cosas ricas y comerlas mirando el skyline más famoso del mundo con los pies en la arena o dentro del agua.

Midtown, Times Square, Empire State Building, Flatiron, Briant Park
Estoy segura de que mucha de la gente que visita Nueva York siente que llegó cuando se encuentra en el medio de la famosa Times Square con sus carteles luminosos y pantallas, los miles de turistas, los artistas callejeros... creo que hasta nos atraen los policías! Y es realmente fascinante, un poco alienante pero imperdible, obviamente.
Esta es además la zona de Broadway y aunque en este viaje no vi ninguna obra, definitivamente es algo que hay que hacer porque el despliegue de los espectáculos y la calidad de los artistas es impresionante. Además es posible conseguir entradas con descuento tanto en el puesto de TKTS de Times Square como en internet y también en los mismos teatros que tiene oportunidades y hasta entradas gratis por sorteo para el mismo día.
Además de teatros por aquí hay muchísimos hoteles y vale la pena visitar el Marriott Marquis que en los últimos pisos tiene un restaurante y un bar (más accesible) giratorios. Yo lo visité hace años y fue una gran experiencia ver la ciudad desde lo alto, especialmente al atardecer cuando baja el sol y se encienden las luces.

Esta es una zona que mezcla hoteles, negocios y teatros. También hay edificios de oficinas y de residencia, sobre todo hacia la calle 34 donde está el mítico Empire State. Esta vez no lo visitamos pero hay que subir sí o sí, al menos una vez.

Avanzando hacia el sur por la 7ma se llega a una de mis zonas favoritas, la del Flatiron Building y el Madison Square Park. Es un paisaje típico del Midtown pero se vuelve especial por la increíble forma del Flatiron y la vida que siempre tiene el parque en el que se arman instalaciones especiales. Nosotras pudimos ver una bellísima pérgola hecha de un material espejado y hace poco vi en internet que habían puesto hamacas paraguayas. Genial! Además enfrente del parque está el local newyorquino de Eataly, que ya habíamos visitado en Chicago, así que el parque es el lugar ideal para sentarse a disfrutar algunas de las delicias que venden ese paraíso gourmet italiano.
Y allí se puede disfrutar del espacio público a pleno, como en muchos otros lugares de la ciudad, con buen mobiliario urbano, wifi gratis y hasta piezas de arte.

Muy cerca de aquí está Gramercy Park, que visité en mi viaje anterior. Es un encantador parque cerrado destinado a los vecinos de los edificios cercanos, al estilo de los parques ingleses.
Esta es también la zona de la magnífica Grand Central Station. Una visita obligada tanto para admirar su hermosa fachada como para pasar unos minutos en el magnífico hall disfrutando de la cúpula que simula el cielo y sus constelaciones, pero sobre todo para sentir el pulso de los cientos de pasajeros que cruzan ese hall cada día.

Para terminar con el Midtown, donde obviamente hay muchísimo más para ver, quiero mencionar otro de mis lugares favoritos: la Biblioteca Pública de Nueva York y Briant Park. Me encanta por la biblioteca, que es impresionante, y porque en el parque pasa de todo, desde la semana de la moda en septiembre y marzo a clases de yoga todos los días, conciertos, espectáculos y mucho más. Y cuando no hay nada de eso igual es un lugar increíble para sentarse a tomar un café y descansar en el centro de una de las ciudades más frenéticas del mundo.


Chelsea, Greenwich Village, East Village, Soho, Chinatown, Little Italy...
Más o menos al sur de la 23, donde está el Flatiron, arranca la que me pareció la zona más linda de NYC hoy. Y miren que es difícil elegir!
Son muchos barrios (muchos más de los que nombro en el título) que tienen unas pocas manzanas cada uno y se parecen mucho en cuanto a su arquitectura pero, aunque sea difícil de creer, tienen cada uno un carácter particular que se percibe aunque el límite sea sólo una calle.
Chelsea está al oeste y tiene lo mejor del Highline, con el Chelsea Market y el Gansevoort Market, montones de bares y restaurantes super cool, negocios de diseño y el Whitney Museum, el más nuevo de la ciudad, en un ambiente todavía industrial. Caminar por acá es realmente como estar en el set de Sex and the City.
El High Line mercería una entrada exclusiva por su originalidad y la variedad que presenta en todo su recorrido. Fue construido sobre las antiguas vías de un tren de carga que llegaba hasta el Meat Packing District. Va desde la 34 hasta la 14, paralela a la 10th Ave., y en su recorrido hay sectores de césped para tirarse a descansar, pequeñas matas de árboles y miradores para disfrutar de la ciudad que la rodea. El diseño y el equipamiento urbano es fabuloso y no sólo se generó un nuevo espacio público sino que se logró revitalizar a las manzanas de alrededor que hoy florecen con nuevos edificios y otros recuperados y con impresionantes muestras de arte urbano.


Soho, Greenwich y East Village son también super cool con impresionantes edificios de hierro fundido, el Iron Cast District, locales que vale la pena visitar aunque no se pueda comprar nada (como el Prada que fascina tanto por la ropa como por la arquitectura), restaurantes y bares de todo tipo.

China town es el de siempre pero Little Italy nos recibió con la fiesta de San Genaro. Mercado callejero, riquísimos cannoli, música, pizza... La italianidad al palo!
Mis tres últimos días en la ciudad los pasé sola porque mis amigas regresaron antes y me alojé en el Chelsea Internation Hostel que tiene una gran ubicación en la 20 y la 8va.


Wall Street, 9/11 Memorial, Battery Park
Otro imperdible. Wall Street es una locura los días de semana pero hay que visitar la zona en el horario de la bolsa y los bancos para poder sentir el pulso del barrio donde se mueve gran parte del dinero del mundo. Es increíble sólo pararse en una esquina y ver ríos de gente moviéndose en todas direcciones, saliendo y entrando de edificios majestuosos, antiguos y modernos. La visita a la bolsa ayuda a completar la experiencia y también comprar un café o un hotdog en alguno de los puestos callejeros, como vemos que hacen los corredores de bolsa en las películas.

Hasta hace unos años aquí reinaban las Torres Gemelas. Hoy la tragedia se recuerda con el Memorial del 911, un lugar cargado de simbolismo donde en lugar de aquellas dos magníficas torres que se levantaban orgullosas como los edificios más altos de la ciudad, hoy hay dos vacíos que aparentan ser infinitos, imagen que para mí representa muy bien lo sobrecogedor de ese evento.

Alrededor, sin embargo, la vida sigue y donde una vez hubo escombros y destrucción hoy hay relucientes edificios nuevos. Entre ellos el One World Trade Center y la nueva estación de metro, Oculus, diseñada por Santiago Calatrava.
Estaba en obra todavía cuando visitamos la ciudad pero ya se notaba que el espacio interior iba a ser increíble. El exterior es atractivo, como todas las obras de Calatrava, pero la estructura queda un poco ahogada por los edificios, como si tenido que forzarla porque no cabía.  
En el One World está el One World Observatory, el nuevo mirador que, como todo lo que hacen los yanquis, lleva los observatorios a otro nivel. La experiencia empieza con el viaje en ascensor donde las pantallas de led que cubren los muros nos muestran como se levantó la torre desde sus cimientos, como si uno fuera parte de la construcción realmente. Luego hacen pasar a todo el mundo a una sala de proyecciones (quisimos saltearnos esa parte pero no fue posible y luego entendimos por qué), allí se exhibe un video con imágenes y sonidos de NYC y cuando termina la pantalla se levanta revelando la verdadera maravilla: la ciudad real. Les juro que se me puso la piel de gallina y que todos (hasta el más duro) lanzamos un Ahhhhh. Las vistas son increíbles por supuesto. Conviene sacar las entradas por internet porque de esa manera se evitan las colas.


Battery Park es otro lugar que me encanta junto con el antiguo World Financial Center, hoy Brookfield Place. El parque se extiende a orillas del río Hudson y es un lugar precioso para caminar, hacer deportes, tirarse en el pasto a descansar o almorzar. Tuvimos la suerte de que fuera uno de los escenarios de la Semana de la Moda y disfrutamos de una hermosa pérgola de flores frescas y una performance por la presentación del nuevo perfume de Carolina Herrera. El ex WFC había resultado bastante dañado durante el 9/11 pero fue recuperado y hoy además de las oficinas tiene tiendas y restaurantes. Esta zona es perfecta para escaparse de la locura de la zona financiera que está a sólo unos metros.

5ta Avenida, Rockefeller Center, Central Park y Uper East Side
Seguramente la zona más elegante y cara de la ciudad. La célebre 5ta Avenida aloja los locales más exclusivos del mundo con tiendas icónicas como Tiffany & Co., Gucci o Channel. Es un placer admirar las vidrieras y hasta entrar, aunque eso no me entusiasma tanto porque todo está tan lejos de mi alcance que las carteras o joyas son para mí como piezas de museo.
Por aquí están otros de mis preferidos: el Rockefeller Center y el MoMA.
El Rockefeller es un complejo de varios edificios fabulosos, alrededor de un espacio público que vibra durante todo el año y muestra su mejor cara en invierno con el famoso árbol de navidad y la pista de patinaje. En mi viaje anterior patiné (sin caerme!) y también tomé la visita guiada por el interior de los edificios donde pude admirar los murales del catalán Josep María Sert. Esta vez quisimos ir al bar SixtyFive que es una gran alternativa al mirador pero estaba cerrado para un evento. De todos modos no nos hubieran dejado entrar porque no teníamos la vestimenta adecuada, no es de gala pero no admiten jeans, ni remeras de algodón, ni zapatillas y de las cuatro todas teníamos al menos una cosa mal. Lo agendo para la próxima porque la experiencia es espectacular.

El MoMA es uno de los museos más importantes del mundo y se especializa en arte moderno y contemporáneo. Cuando fui en 2001 estaba parcialmente cerrado porque se encontraba en construcción la ampliación que pude visitar ahora. Me encantó, el edificio, las obras y el hecho de que fuimos el viernes a la tarde cuando se celebran las noches Uniqlo y la entrada es gratuita. Hay mucha gente, por supuesto, pero se puede recorrer sin problemas.

Uper East Side es la zona más exclusiva con increíbles edificios con vista al Central Park y fabulosas residencias, de esas en las que viven los ricos de las películas. Es una zona tranquila, elegante, mayormente residencial.
Aquí, sobre el borde del Central Park, está el famosísimo Metropolitan Museum, el equivalente americano de los grandes museos como Louvre o el British Museum. No lo visité esta vez pero definitivamente es un imperdible y a mi modo de ver hay dos maneras de recorrerlo: marcando en el plano las obras que uno quiere ver y dedicarse a ellas, admirando las maravillas que aparecen en el camino por supuesto, o intentar recorrerlo todo aunque eso lleva varios (muchos) días. Después de varios viajes descubrí que mi tolerancia a este tipo de museos no pasa de 3 horas así que optaría por la primera opción. Hace un tiempo le agregaron un atractivo, por si faltara algo, y se puede visitar la terraza.

Central Park es otra atracción que llevaría varios días recorrer por completo. Es inmenso y tiene tantos sectores diferentes que las maravillas nunca se acaban, hay lagos, puentes, arroyos, canchas (se dice así?) de baseball y de otros deportes, fuentes, explanadas, miradores, un teatro, un castillo, un zoológico, bosques, colinas, piedras, enormes superficies de césped para descansar o hacer un picnic, etc. etc. etc. y, todo alrededor, la fabulosa arquitectura de Nueva York.

Hasta aquí llego por ahora. Me falta contar muchas cosas pero esta ya es la entrada más larga de mi blog y hasta yo me aburrí!
En la próxima salidas, comidas, visitas. 


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