En esta entrada voy a ser un poquito de trampa porque en lugar de escribir la crónica de mi viaje a Sa Pa voy a copiar el artículo que envíe al suplemento Turismo del diario La Nación y que salió publicado el año pasado.
Pero como también es mio no es para tanto, no?
Al norte de Vietnam, a los pies del
Fansipan (Phan Xi Pang), la montaña más alta de Indochina, y muy cerca de la
frontera con China se encuentra Sa Pa, hogar de la etnia H’Mong y uno de esos
lugares que a pesar de depender cada vez más del turismo todavía mantienen su
identidad y su cultura.
La aventura comenzó con el viaje de Hanoi a
Lao Cai, la ciudad más cercana. En nuestro caso en el servicio nocturno del SapalyExpress, en el que al llegar al camarote compartido de 4 cuchetas nos
encontramos con un kit más que útil de pantuflas descartables, peine, cepillo
de dientes, toallita húmeda, galletitas y agua. La cama era cómoda y abrigada y
había enchufes varios para cargar todos esos aparatos de los que los viajeros
dependemos cada vez más. Al cabo de 9 horas un largo e incomprensible relato en
vietnamita, con la correspondiente música local de fondo, nos avisó que habíamos
llegado a destino.
Desde Lao Cai tomamos una combi para ir hasta Sapa y en el trayecto de más de 2 horas pudimos empezar a apreciar el paisaje montañoso que domina la región.
La ciudad es agradable, sorprendentemente parecida a un pueblito alpino, pero el atractivo de Sapa son sus alrededores que se recorren a pie por senderos relativamente sencillos.
La ciudad es agradable, sorprendentemente parecida a un pueblito alpino, pero el atractivo de Sapa son sus alrededores que se recorren a pie por senderos relativamente sencillos.
Los guías suelen
ser de las etnias locales y los grupos van siempre seguidos por grupos de
mujeres H’Mong que los acompañarán hasta sus propias aldeas. Al principio nos
resultó molesto porque son muy insistentes pero nos terminaron conquistando con
su simpatía y fueron de gran ayuda para transitar por los caminos llenos de
barro.
Las terrazas de arroz cubren las laderas
hasta el infinito mostrando mil tonos de ocre y verde, hay bueyes pastando
tranquilamente, pequeños grupos de casas donde además de vivir se trabaja con
telares y tintura con índigo, se ven nenas saltando a la soga y grupos de chicos
jugando en el colegio.
Pero lo que más recuerdo de mi visita son
los rostros de las mujeres y sus hijos. Ellas con su expresión alegre, su sonrisa
sincera y sus pañuelos de colores vibrantes, y sus hijos, eternamente adosados
a su espalda, que nos miraban con curiosidad o dormían tranquilamente mientras
sus madres recorrían los caminos escarpados con una facilidad envidiable.
Esas mujeres parecen ser el corazón de la
etnia, trabajan la tierra, cuidan las precarias casas, crían a los chicos, producen
las artesanías que hoy son una gran fuente de ingresos, aprenden inglés y se capacitan
para atender al turismo. Y todo sin dejar de sonreír.
Con esta visita cerramos nuestra maravillosa visita a Vietnam. Un país que parece estar a mitad de camino entre su historia milenaria, marcada por la invasión de culturas muy poderosas, y su entrada al mundo globalizado. Una amiga que viajó hace algunos años me recomendó viajar antes de que se produzca el (¿inevitable?) cambio y yo ahora repito el consejo.
Me quedo con la belleza de los paisajes naturales, la exquisita gastronomía, la locura de las ciudades y la autenticidad de la gente. Y, sobre todo, me quedo con las ganas de volver. Pronto.
+ info
Transporte
Como conté hay que ir en tren y hay varias compañías para elegir de distintas categorías. Además dentro de cada formación hay asientos, camarotes compartidos y camarotes privados.
En la estación de Lao Cai se puede contratar el viaje hasta Sa Pa pero creo que lo mejor es arreglarlo por adelantado con el hotel, así la combi estará esperando.
Alojamiento
Nos alojamos en el Sapa Elite Hotel. Bien ubicado, cómodo, muy buen servicio y económico.
Excursiones
La actividad más usual es hacer trekking hacia las aldeas donde viven las etnias. Lo mejor es quedarse al menos dos días para poder hacer un par de circuitos.
Compras
De todo y más!
Por un lado las artesanías, mayormente textiles con hermosos diseños y colores, que si se las compran a las mujeres que acompañan en el camino salen bastante caros pero es una manera de ayudar a esta gente que vive muy humildemente.
Por otro lado Sa Pa es un gran lugar para comprar ropa deportiva de marcas reconocidas a precios increíbles. Yo compré unas zapatillas Nike a U$20, una campera North Face a U$22 y una campera polar Columbia a U$20. Todo de excelente calidad.
Comentarios
Publicar un comentario