Ir al contenido principal

Rosario

Fui por primera vez a Rosario en el '95 cuando cursaba diseño IV en la FADU y el arquitecto Jorge Moscato, titular de mi cátedra, nos sugirió a mis compañeras de grupo y a mi viajar a Rosario para conocer el edificio Parque España, del arquitecto español Rafael Moneo, porque podríamos inspirarnos para desarrollar nuestro proyecto. Esa vez visitamos Parque España, la costanera, el Parque Independencia y poco más pero la ciudad me gustó mucho y prometí volver. 
Volví bastante tiempo después, en 2006, pero fui con una misión: conocer a la gente del Programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio de la ciudad para sacar ideas para nuestro trabajo en la Comisión de Patrimonio Arquitectónico de la Legislatura, donde estaba en ese entonces. Estuve apenas un día y medio pero, además de la reunión, visité el centro histórico, el barrio Pichincha y la costanera y hasta me tomé un micro para ir hasta Villa Hortensia, uno de los Centros Municipales de Distrito de la ciudad. Conocí edificios hermosos, mucho art nouveau, disfruté de la costa y de esa relación tan directa que tienen con el río Paraná, admiré el Monumento a la Bandera, pasee por el Boulevar Oroño y caminé, caminé, caminé... como siempre. 


14
Como esa fue una visita arquitectónica-patrimonial puedo hacer comentarios alusivos. Lo que más atrae, creo, es la vinculación con el río, algo que los porteños muchas veces envidiamos porque, como suele decirse, acá le dimos la espalda. En Rosario, en cambio, hay kilómetros de costanera de acceso franco y público, con parques, playa y bolichitos para tomar algo. Los edificios están del otro lado de la avenida costanera. Por otro lado Rosario es una ciudad más equilibrada. Es grande pero no enorme, parece tener una buena relación entre construcción y espacios verdes, tiene vida social y cultural, muchos lugares de recreación cercanos como la playa o las islas. Debe ser muy agradable vivir ahí aunque, obviamente, no tenga la intensidad de Buenos Aires.  
Hace pocos días volví una vez más pero con Gisela y Marisú y sólo por diversión. La excusa fue  que habíamos comprado un cupón en Groupon para pasar dos noches en el 83 Rosario Hostel por unos módicos 30 pesos. Como era de esperarse el servicio era acorde con el precio pero el hostel estaba bien ubicado, a dos cuadras del monumento, y sólo estuvimos dos noches así que no había de qué quejarse. 
Llegamos el viernes a la noche, después de un viaje muy tranquilo en auto, así que sólo fuimos al hostel y después a cenar -muy bien- en la parrilla Don Ferro (Av. Illia 1690) que está en un conjunto de viejos depósitos ferroviarios o portuarios, no lo sé, rehabilitados como locales gastronómicos y de fiestas. Al día siguiente nos levantamos relativamente temprano, desayunamos mitad en el hostel y mitad en Habanna (menos mal que ellos sí tienen buen cafe!!!) y fuimos a visitar la atracción por excelencia: el Monumento a la Bandera. 
El monumento recuerda la ocasión en la que el General Manuel Belgranó izara por primera vez la bandera el 27 de febrero de 1812. El proyecto pertenece a los arquitectos Alejandro Bustillo y Angel Guido y los escultores Alfredo Bigatti y José Fioravanti. Es una obra impresionante que domina absolutamente el paisaje erigiéndose en forma de proa sobre la barranca frente al río. 


Después nos fuimos por la costa hasta una playita donde almorzamos. El día estaba espectacular y era un placer estar a la orilla del río disfrutando del sol y del aire. Pasamos todo el día cerca del río, tomamos un cafecito en Davis, el bar del Museo de Arte Contemporáneo MACRO, y visitamos el Alto Rosario Shopping. El MACRO funciona en un viejo silo recuperado y vale la pena visitarlo. Por la noche cenamos muy rico en El Born, sobre la Av. Pellegrini, zona de restaurantes y bares. 


En nuestro último día de estadía, el domingo, todos en el hostel salieron temprano porque la mayoría había ido a correr la maratón Adidas. Nosotras, obviamente, no los seguimos y para cuando salimos del hostel la carrera ya estaba bien avanzada. Nos perdimos de desayunar en el Hotel Savoy, que tiene un desayuno buffet a $40, porque ya era tarde pero encontramos un cafecito muy simpático en una esquina también muy simpática. Después fuimos al Parque España donde Marisú y yo recordamos las épocas de facultad y Gisela... nos acompañó. 
MACRO


Parque España

El día estaba otra vez espectacular y había montones de personas haciendo deporte ahí y sobre el Boulevard Oroño que estaba cerrado al tránsito.
Dejamos la ciudad porque decidimos almorzar en La Campiña de Mónica y César en San Pedro. Muy rica comida y hermoso lugar. Después una vuelta rápida por San Pedro, compramos una riquísima enzaimada, tomamos un café en el Howard Johnson y nos preparamos para enfrentarnos al tráfico infernal de los domingos en panamericana. Una locura. 
Hermoso fin de semana. Ojalá salga otro Groupon. 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Chicago I

Chicago fue la primera etapa de un viaje por Estados Unidos en el que además visité San Francisco, Los Angeles, Gran Cañón, Monument Valley, Antelope Canyon, Bryce Canyon y Las Vegas. La temática principal era el oeste pero como tuve unos días de desfase con mis compañeras de viaje aproveché para conocer "la ciudad de los vientos". Releyendo esta entrada antes de publicarla noté que por mi relato pareciera que me pasé tres días caminando entre edificios y corriendo de acá para allá para ver todo lo posible en poco tiempo. De alguna manera fue así, estaba sola, tenía muy pocos días para conocer una ciudad muy grande y, si bien me encanta hacer viajes más relajados, también disfruto de esas maratones arquitectónicas que hago cada tanto. Me fascinan las grandes ciudades y la paso muy bien recorriéndolas aún estando sola porque, así como no me iría sola a una playa, a las grandes ciudades sí me animo a ir sola, no tengo miedo de aburrirme, la ciudad me acompaña. Entonces sí,

Tayrona

La ante última etapa de nuestro viaje por Colombia nos llevó al Parque Tayrona hacia donde fuimos con deseos mezclados de ser por un ratito aprendices de Indiana Jones y también de descansar como reinas en unas exclusivas eco cabañas.  Lo primero fue llegar hasta allá.  Dejamos el hotel Tamacá alrededor de las 13 hs después de haber disfrutado lo más posible del desayuno, la pileta y la comodidad de la habitación. El parque Tayrona está a 34 km de Santa Marta y para llegar, si no se quiere pagar un taxi o tomar un tour, hay que viajar alrededor de tres horas. Primero tomamos una buseta ($C 1200 c/u) que atravesó los suburbios menos favorecidos de la ciudad hasta llegar al Mercado de Santa Marta (hay otra línea que va por la costa en un recorrido más corto). Ahí atravesamos todo el mercado que es bastante caótico hasta llegar a donde paran los buses que van al parque. En el mercado, al igual que en otros países de latinoamérica la carne se expone y se vende sin refrigeración así que c

Lisboa

Ultima parada del viaje "Europa 2013" en la bella Lisboa , la de la Baixa y el barrio Alto, la de Fernando Pessoa, la del barrio Alfama y sus fados, la del Marqués de Pombal, la de los pasteles de Belén y los tranvías de madera, la de las colinas y las playas, la de las castañas asadas y los chupitos de Ginjinha, la de las veredas empedradas y las fachadas de colores, la que renació después de un terremoto que la devastó casi por completo y hoy brilla a orillas del Tajo. Mucha Lisboa. Llegamos en tren desde Porto, apenas 2 horas de un viaje más que confortable, hasta nuestro hotel en la Baixa, a unos metros de la Rua Augusta. Porto nos había despedido con lluvia pero Lisboa nos recibió con calor y un precioso cielo blanco y azul. El centro histórico de la ciudad es la Baixa , o Baixa Pombalina, que está al nivel del río (siempre estoy tentada de decir mar de lo amplio que es). Este barrio fue el centro de la reconstrucción luego del terremoto y el tsunami que arrasaron