La famosa ciudad sureña siempre fue uno de los lugares que quería conocer de Estados Unidos. Me atraía su historia, su aire bohemio, la exuberancia húmeda del ambiente, el Barrio Francés, su arquitectura, su música, sus leyendas, su actualidad luego de la devastación que dejó Katrina. Y en este viaje al fin pude ir. ¿Me gustó? Sí y no. Sí por el Barrio Francés , por la arquitectura, por la música, porque el jazz suena a toda hora en todos lados, por la increíble gastronomía (¡vivan las beignets y el jambalaia!), por los Garden Districts , por el clima relajado y festivo, por la buena onda, por los collares de colores, por los tranvías de madera, por la semana de la Decadencia Sureña que nos sorprendió con su locura gay. Sí a pesar del intenso calor y el sol abrasador. Sí porque pudo renacer de la destrucción. No porque el Barrio Francés es puramente turístico y perdió su esencia (o adquirió una nueva que no me gusta tanto), porque los covers fueron reemplazando la música origi...